jueves, 1 de abril de 2021

Tecún Umán, Guatemala, un panal de migrantes y droga que buscan los caminos a EU

 

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Tecún Umán, Guatemala, un panal de migrantes y droga que buscan los caminos a EU

Tecún Umán despierta a las tres de la mañana. Las desiertas calles de la pequeña ciudad conocida como “La Tijuanita” son invadidas por decenas de salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y panameños, que caminan en silencio hacia las orillas del río Suchiate, en la frontera con México.

Tienen un solo objetivo: iniciar su aventura rumbo a los Estados Unidos.

Jóvenes salvadoreños que abandonaron a las cuatro de la mañana uno de los sitios de hospedaje de la Segunda Avenida -la principal zona de hoteles de Tecúm Umán-, caminan al río cerca del puente internacional.

Tres horas más tarde se encontraban en las orillas de Ciudad Hidalgo, Chiapas, México, para abordar un camión cargado de plátano, buscando llegar a Juchitán, Oaxaca, a donde nunca llegaron.

Los tres salvadoreños forman parte de los miles indocumentados de América Central que cada año atraviesan el río Suchiate.

Muy cerca del río Suchiate unos 200 mil al año abandonan sus tierras, dejan a sus familias y emprenden el viaje, pero con documentos migratorios, hacia los estados fronterizos del norte, como Baja California, Sonora y Chihuahua, buscando cruzar la frontera.

Del lado guatemalteco, 200 polleros integrados en por lo menos 50 bandas de una red de traficantes de personas, según datos proporcionados por organismos no gubernamentales (ONG), se disputan el dinero de las 20 mil personas, de diversas nacionalidades, que conforman la población flotante del departamento guatemalteco de San Marcos.

Agencias de viajes improvisadas, ubicadas en 20 municipios de las regiones Costa, Sierra, Soconusco y Altos de Chiapas transportan a chiapanecos con la promesa de conseguirles trabajo en empresas trasnacionales como Hitachi, Panasonic, Infra, JVC, Pionner o Sony.

La casi nula cosecha del café, la falta de programas sociales y productivos de los gobiernos estatal y federal, así como la grave crisis económica que viven las comunidades chiapanecas desde los desastres naturales de 1998, han provocado una migración de chiapanecos hacia Estados Unidos

Cambio de giro

El rostro de Huixtla, uno de los municipios cafetaleros y ganaderos más importantes de Chiapas, ubicado entre la sierra Madre y la llanura costera del Pacífico, cambió de forma paulatina.

Muchas de las personas que se dedicaban a la cosecha, compra y venta de café han ido cambiando su giro comercial hacia agencias de viajes con destino al norte de México.

En una docena de municipios de la sierra y el Soconusco, algunas de las bodegas y casas que se dedicaban a la venta y exportación de café se convirtieron en oficinas de las propias agencias o en paraderos de viejos autobuses o camionetas que realizan viajes a Tecate, Alta Sonora, Mexicali, Tijuana y Agua Prieta.

Huixtla no es el único municipio que registra este cambio radical en la oferta de trabajo para los chiapanecos, pues a éste se suman Tapachula, Motozintla, Ciudad Hidalgo, Talismán, Pijijiapan, Tonalá y Arriaga, entre otros.

La nueva migración de chiapanecos a Estados Unidos y Canadá se ha convertido en un grave problema para los gobiernos estatales y municipales, así como para las propias autoridades ejidales, que ven cómo disminuye su población.

Presidentes municipales no dejan de expresar su inquietud por este nuevo fenómeno, que hasta hace unos diez o quince años ocurría de forma esporádica.

La muerte ronda la frontera

En el primer semestre de 2002 se conocieron los primeros casos de migrantes chiapanecos muertos en el desierto de Estados Unidos.

La frontera entre México y Guatemala se ha convertido en un panteón sin cruces para cientos de centroamericanos que intentan llegar a territorio estadunidense: salvadoreños arrollados por el tren; guatemaltecos apuñalados en los caminos entre Ciudad Hidalgo y Tapachula; mujeres violadas y asesinadas por bandas delictivas; hondureñas torturadas y asesinadas a machetazos, o iraquíes asesinados en Ciudad Hidalgo con armas de fuego... en fin, es el drama de los migrantes en la frontera sur.

La difícil travesía de las Centroaméricanas

De noche, Mercedes recorre cantinas y prostíbulos vendiendo cocaína a indocumentados en estado de ebriedad y a mujeres -la mayoría de nacionalidades salvadoreña y hondureña- que ejercen la prostitución en Tecún Umán, pequeña ciudad fronteriza de aproximadamente 20 mil personas.

Mercedes es una adicta a las drogas y se involucró como vendedora de uno de los 10 principales cárteles de narcotraficantes que se apoderaron de la frontera del río Suchiate (Tecún Umán-Ciudad Hidalgo).

Tecún Umán y Coatepeque, ubicados en el departamento de San Marcos, Guatemala, y los municipios chiapanecos de Ciudad Hidalgo, Tapachula y Cacahoatán son importantes centros de operaciones de 10 de los cárteles de la droga más importantes de Colombia, México y Guatemala, según datos del oficiales de instituciones guatemaltecas de operaciones Antinarcóticos.

Una red compuesta por alrededor de mil personas, la mayoría prostitutas e indocumentadas, y niños, forman parte del grupo que transporta la droga por la frontera sur hacia México y Estados Unidos.

Otro grupo de por lo menos 500 personas está involucrado en la venta de drogas en bares, plazas públicas, hoteles y escuelas, a lo largo de los municipios guatemaltecos y mexicanos ubicados en la frontera sur, principalmente en Coatepeque, Tecún Umán, Ciudad Hidalgo y Tapachula.

Las rutas favoritas

Los ríos Suchiate y Usumacinta son las dos puntas del principal corredor del tráfico de cocaína en el sureste.

Los cárteles mexicanos -principalmente los ubicados en Baja California, Chihuahua, Jalisco y Sinaloa- utilizan estos corredores que pasan por la ciudad de Arriaga, Chiapas, y los pueblos colindantes con  Villahermosa, Tabasco, para transportar la droga en camiones con agrícolas, autobuses de pasajeros o por medio de correos humanos, en que se han convertido decenas de indocumentados, mujeres jóvenes y niños, principalmente.

Las barras, esteros y pequeñas islas ubicadas en el Pacífico chiapaneco son los lugares más importantes a los que llega por aire y mar la droga, que posteriormente será transportada por tierra.

Las aguas de las barras del Pacífico conocidas como Cahuacán, San Simón, San José, San Juan, Zacapulco, San Marcos y Tonalá; los esteros Palo Blanco, Santiago, Sanbuquero y San Francisco, así como las pequeñas islas entre Chiapas y Oaxaca, conocidas como Palizada, Pajaritos y Puntachai, son el territorio preferido por los narcos.


Juan Balboa

Al pie del Cañón

1 de abril 2021

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