Tecún Umán, Guatemala, un panal de migrantes y droga que buscan los caminos a EU
Tecún Umán despierta a las tres de la mañana. Las desiertas
calles de la pequeña ciudad conocida como “La Tijuanita” son invadidas por
decenas de salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y panameños, que caminan en
silencio hacia las orillas del río Suchiate, en la frontera con México.
Tienen un solo objetivo: iniciar su aventura rumbo a los Estados
Unidos.
Jóvenes salvadoreños que abandonaron a las cuatro de la
mañana uno de los sitios de hospedaje de la Segunda Avenida -la principal zona
de hoteles de Tecúm Umán-, caminan al río cerca del puente internacional.
Tres horas más tarde se encontraban en las orillas de Ciudad
Hidalgo, Chiapas, México, para abordar un camión cargado de plátano, buscando
llegar a Juchitán, Oaxaca, a donde nunca llegaron.
Los tres salvadoreños forman parte de los miles
indocumentados de América Central que cada año atraviesan el río Suchiate.
Muy cerca del río Suchiate unos 200 mil al año abandonan sus
tierras, dejan a sus familias y emprenden el viaje, pero con documentos
migratorios, hacia los estados fronterizos del norte, como Baja California,
Sonora y Chihuahua, buscando cruzar la frontera.
Del lado guatemalteco, 200 polleros integrados en por lo
menos 50 bandas de una red de traficantes de personas, según datos
proporcionados por organismos no gubernamentales (ONG), se disputan el dinero
de las 20 mil personas, de diversas nacionalidades, que conforman la población
flotante del departamento guatemalteco de San Marcos.
Agencias de viajes improvisadas, ubicadas en 20 municipios de
las regiones Costa, Sierra, Soconusco y Altos de Chiapas transportan a chiapanecos
con la promesa de conseguirles trabajo en empresas trasnacionales como Hitachi,
Panasonic, Infra, JVC, Pionner o Sony.
La casi nula cosecha del café, la falta de programas sociales
y productivos de los gobiernos estatal y federal, así como la grave crisis
económica que viven las comunidades chiapanecas desde los desastres naturales
de 1998, han provocado una migración de chiapanecos hacia Estados Unidos
Cambio de giro
El rostro de Huixtla, uno de los municipios cafetaleros y
ganaderos más importantes de Chiapas, ubicado entre la sierra Madre y la
llanura costera del Pacífico, cambió de forma paulatina.
Muchas de las personas que se dedicaban a la cosecha, compra
y venta de café han ido cambiando su giro comercial hacia agencias de viajes
con destino al norte de México.
En una docena de municipios de la sierra y el Soconusco,
algunas de las bodegas y casas que se dedicaban a la venta y exportación de
café se convirtieron en oficinas de las propias agencias o en paraderos de
viejos autobuses o camionetas que realizan viajes a Tecate, Alta Sonora,
Mexicali, Tijuana y Agua Prieta.
Huixtla no es el único municipio que registra este cambio
radical en la oferta de trabajo para los chiapanecos, pues a éste se suman
Tapachula, Motozintla, Ciudad Hidalgo, Talismán, Pijijiapan, Tonalá y Arriaga,
entre otros.
La nueva migración de chiapanecos a Estados Unidos y Canadá se
ha convertido en un grave problema para los gobiernos estatales y municipales,
así como para las propias autoridades ejidales, que ven cómo disminuye su
población.
Presidentes municipales no dejan de expresar su inquietud por
este nuevo fenómeno, que hasta hace unos diez o quince años ocurría de forma
esporádica.
La muerte ronda la frontera
En el primer semestre de 2002 se conocieron los primeros
casos de migrantes chiapanecos muertos en el desierto de Estados Unidos.
La frontera entre México y Guatemala se ha convertido en un
panteón sin cruces para cientos de centroamericanos que intentan llegar a
territorio estadunidense: salvadoreños arrollados por el tren; guatemaltecos
apuñalados en los caminos entre Ciudad Hidalgo y Tapachula; mujeres violadas y
asesinadas por bandas delictivas; hondureñas torturadas y asesinadas a
machetazos, o iraquíes asesinados en Ciudad Hidalgo con armas de fuego... en
fin, es el drama de los migrantes en la frontera sur.
La difícil travesía de las Centroaméricanas
De noche, Mercedes recorre cantinas y prostíbulos vendiendo
cocaína a indocumentados en estado de ebriedad y a mujeres -la mayoría de
nacionalidades salvadoreña y hondureña- que ejercen la prostitución en Tecún
Umán, pequeña ciudad fronteriza de aproximadamente 20 mil personas.
Mercedes es una adicta a las drogas y se involucró como
vendedora de uno de los 10 principales cárteles de narcotraficantes que se
apoderaron de la frontera del río Suchiate (Tecún Umán-Ciudad Hidalgo).
Tecún Umán y Coatepeque, ubicados en el departamento de San
Marcos, Guatemala, y los municipios chiapanecos de Ciudad Hidalgo, Tapachula y
Cacahoatán son importantes centros de operaciones de 10 de los cárteles de la
droga más importantes de Colombia, México y Guatemala, según datos del oficiales
de instituciones guatemaltecas de operaciones Antinarcóticos.
Una red compuesta por alrededor de mil personas, la mayoría
prostitutas e indocumentadas, y niños, forman parte del grupo que transporta la
droga por la frontera sur hacia México y Estados Unidos.
Otro grupo de por lo menos 500 personas está involucrado en
la venta de drogas en bares, plazas públicas, hoteles y escuelas, a lo largo de
los municipios guatemaltecos y mexicanos ubicados en la frontera sur,
principalmente en Coatepeque, Tecún Umán, Ciudad Hidalgo y Tapachula.
Las rutas favoritas
Los ríos Suchiate y Usumacinta son las dos puntas del
principal corredor del tráfico de cocaína en el sureste.
Los cárteles mexicanos -principalmente los ubicados en Baja
California, Chihuahua, Jalisco y Sinaloa- utilizan estos corredores que pasan
por la ciudad de Arriaga, Chiapas, y los pueblos colindantes con Villahermosa, Tabasco, para transportar la
droga en camiones con agrícolas, autobuses de pasajeros o por medio de correos
humanos, en que se han convertido decenas de indocumentados, mujeres jóvenes y
niños, principalmente.
Las barras, esteros y pequeñas islas ubicadas en el Pacífico
chiapaneco son los lugares más importantes a los que llega por aire y mar la
droga, que posteriormente será transportada por tierra.
Las aguas de las barras del Pacífico conocidas como Cahuacán,
San Simón, San José, San Juan, Zacapulco, San Marcos y Tonalá; los esteros Palo
Blanco, Santiago, Sanbuquero y San Francisco, así como las pequeñas islas entre
Chiapas y Oaxaca, conocidas como Palizada, Pajaritos y Puntachai, son el
territorio preferido por los narcos.
Juan Balboa
Al pie del Cañón
1 de abril 2021
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