La otra crisis
en el periódico La Jornada
En los
últimos meses se agudizo, por quinta ocasión, la crisis al interior del
periódico La Jornada, todo, desde luego, provocado por las ambiciones de poder
y dinero de altos directivos del diario.
La crisis
interna del grupo que se apodero de La Jornada es tan grave que una de las
personas que tenía el poder, junto a Josexo Zaldua, dejó el diario por
diferencias con el mismo Zaldua, me refiero a Elena Gallegos.
La Jornada
no puede salir, desde hace unos 20 años, de una difícil situación financiera. Los
abundantes recursos por supuesta publicidad que canaliza el gobierno federal
hacia el diario lo mantiene en circulación.
Nuestra empresa
Demos, Desarrollo de Medios, S. A. de C. V, impresora del periódico La Jornada,
no puede dejar atrás los números rojos en la imprenta, en la producción periodística
y en las franquicias. Uno de sus grandes problemas es que los altos directivos
se niegan a bajarse los altos, algunos de ellos tienen sueldos más alto que el
propio presidente de México. Sueldos descomunales, muy difícil de creer, a sus emolumentos
hay que sumar los gastos de representación. Nada despreciable, algo así como lo
que ganan unos 11 o 14 obreros.
Cabe
recordar que La Jornada nació el 19 de septiembre en 1984 como una empresa de
comunicación no subordinada a intereses políticos particulares u oficiales, no existieron
–ni existen- socios mayoritarios, así nació para consolidar y mantener la
igualdad y la democracia interna.
Se suponíamos
que era una empresa atípica que privilegiaba la información para nuestros
lectores.
La Jornada
nació como una opción de comunicación ante la comercialización de la
información y la embestida del conservadurismo ideológico en la vida política
de México.
Desde sus
inicios, La Jornada centro su visión empresarial como una empresa eficiente y
democrática, regida por criterios de rentabilidad y productividad, lo que le
permitió independencia en su producción editorial y finanzas sanas.
Fue la única
empresa editorial que en sus primeros 15 años no mantuvo deudas con ningún
grupo financiero, bancos y, mucho menos, con el Estado.
Todo eso
quedó atrás, en el papel. Hoy es otra la realidad del periódico, más bien es la
realidad que quieren quienes editan el periódico.
Ojalá
nuestro diario siga existiendo a pesar de los desatinos y corruptelas de Josexo
Zaldua y Elena Gallego.
Juan
Balboa.
Al pie
del Cañón.
Abril
2021.
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