jueves, 15 de abril de 2021

Multimedios Ámbar: El viejo exilio cubano de Miami siempre soñó con asesinar a Fidel Castro


                       

El viejo exilio cubano de Miami siempre soñó con asesinar a Fidel Castro

El viejo exilio cubano radicado en Miami, Estados Unidos, siempre soñó con asesinar a Fidel Castro; investigadores registraron, por lo menos, cien intentos de matar a Castro Ruz.

Ninguno tuvo éxito, pero uno fraguado en un viaje que había realizado Castro a Santiago de Chile para unirse con su amigo Salvador Allende estuvo a punto de dar en el blanco, la cabeza de Fidel Castro.

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Los cubanos radicados en Estados Unidos informaban una vez y otra también que “había detectado tensión entre familiares próximos a Fidel Castro y círculos militares en Cuba” y anunciaron la muerte del ex presidente de la isla grande del Caribe.

Un cable de tres agencias internacionales publicaron textualmente: “Fuentes del exilio aseguraron que la información que llega desde La Habana revela tensión entre los militares, así como en personas vinculadas a Fidel Castro por nexos sanguíneos.

“Las fuentes del exilio en Miami subrayaron que algunas autoridades locales en Florida se han puesto en contacto con organizaciones del exilio para averiguar qué hay de cierto en los rumores que se propagan desde primera hora por las redes sociales”.

Los cubanos radicados en Miami han matado, una y mil veces, a Fidel Castro; han inventado enfermedades y hasta golpe de Estado. Son fanáticos de informar sobre división, descontento o movimientos del Ejército en contra del gobierno que presidió el hermano menor de Raúl Castro. Un Ejército que el exilio cubano no conoce.

Recuerdo la visita hecha por Fidel a Galicia en 1992, invitado por el político derechista español Manuel Fraga. La invitación tenía como objetivo principal que Fidel Castro conociera la ciudad donde había nacido Ángel Castro, su padre.

Radicaba en La Habana. No se me olvida que una persona de la redacción de Notimex en la Ciudad de México me habló a la Habana con gran seguridad:

-¿Juan?

-Sí, dime.

-¿Qué haces?

-¿No entiendo?

-Seguramente estás en las nubes. Hay un golpe de Estado en Cuba y no tenemos una sola línea.

-¿Cómo?, le respondí sorprendido.

-¿Me escuchaste o te estás haciendo pendejo?

-¿Déjame recopilar. Me estás confirmando,  desde el Distrito Federal (Ciudad de México) que hay un golpe de Estado en Cuba? ¿Es así?

-Sí, y tú seguramente estás en la dulce vida. Fabuloso¡¡¡¡

Mi madre había llegado a La Habana y le prometí ir a una deliciosa comida criolla con una familia amiga. Mi madre Marta, una excelente cocinera chiapcorceña (nacida en Chiapa de Corzo) estaba invitada a comer a casa de una fabulosa cocinera habanera. Ella se había pintado, tenía lo que consideraba su mejor vestido, no entendía nada de Cuba pero le gustaba el ambiente.

Reflexioné. Me calme. Sólo pregunte al tipo que me hablaba desde la Ciudad de México.

-¿Dónde obtuviste el dato de que en Cuba hay un golpe de Estado?

-Estúpido, me escupió. Nos informó la gente de Miami.

Eso basto para saber que era una de miles de los pobres cubanos de Miami que no habían podido vencer a Fidel Casto en la invasión de Bahía de Cochinos (abril 1961).

Reaccioné. Le pregunté

-¿En donde hay indicios del golpe de Estado?

La respuesta fue veloz.

-Hay tanques en el aeropuerto “José Martí” y en el malecón de La Habana. Cerca de la oficina de Intereses de Estados Unidos.

Quien me hablaba desde las oficinas de Notimex en la Ciudad de México no sabía que vivía en el piso 22 del único edificio más que existe en La Habana: un edificio considerado como una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana. Es una obra de los arquitectos formado por el español Martín Domínguez Esteban y los cubanos Ernesto Gómez Sampero y Bartolomé Bestard.

Mi madre no sabía nada. Como toda chiapacorceña me preguntaba. “A qué hora nos vamos, Juan”. Al rato, mamá, le respondía, una y otra vez.

Tome fuerzas. Me acerqué al gran ventanal que tenía el departamento. Una mirada a la oficina de Intereses de Estados Unidos en el malecón fue suficiente.

Le respondí al tipo:

-Cierto, hay tanques en el malecón de La Habana, pero come mierda (expresión cubana) son tanques de cervezas.

El bobo (es cubano) no logró cancelar mi vida íntima con mi madre.

La última vez lo mato un virus cibernético

Un virus cibernético mató en las redes sociales al ex presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz en el 2012.

Los rumores acerca de que el líder de la Revolución cubana había muerto o estaba muriéndose –fue abrumador los mensajes de todo el mundo- circuló a en el Twitter.

De acuerdo con el sitio Naked Security, dedicada a la investigación de “malware” o virus cibernéticos, confirmó que la información se había generado inicialmente a principios de agosto del 2012 como un correo electrónico con el título “Murió Fidel Castro”, a continuación difundía una foto de Fidel en un ataúd.

No es la primera vez ni la última que mataron al polémico líder cubano. Fidel Castro Ruz cumplía los ochenta y ocho años de edad, lo han matado y sobrevivido de milagro.

Por lo menos ocho de los cientos de atentados en su contra han tenido probabilidades reales de quitarle la vida en los últimos cincuenta y cinco años. Dos eran casi inminentes.

El ex presidente Fidel Castro Ruz vivió entre la vida y la muerte no sólo por los más de cien atentados planificados, según documentos desclasificados en Estados Unidos e investigaciones de especialistas de la contrainteligencia cubana, sino por la complicada enfermedad intestinal (diverticulitis) que lo obligó a dejar el poder presidencial, pasar varias veces por el quirófano y perder casi 20 kilos.

Probablemente el hombre que nació en Birán, ahora provincia de Holguín, Cuba, el 13 de agosto de 1926 y que ha desafiado a más de 11 presidentes de los Estados Unidos – desde Dwight David Eisenhower hasta Barack Obama- murió en una cama de su casa.

En uno de sus artículos publicados en el portal oficialista CubaDebate, en julio de 2008, Castro Ruz reconoció que un grupo de cubanos americanos encabezados por Luis Posada Carriles intentó asesinarlo justo cuando paseaba por las coloniales calles de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias con el escritor Gabriel García Marqués y su esposa Mercedes Barcha. 

El convaleciente ex presidente cubano recuerda en su escrito que titulo “El descanso” que los anfitriones de la IV Cumbre Iberoamericana habían organizado un paseo en coche por el recinto amurallado de Cartagena.

La seguridad a cargo de su protección le sugirió no hacerlo porque existían datos de un posible atentado.

“Llamé al Gabo, que estaba cerca, y le dije bromeando: ´¡Monta con nosotros en este coche para que no nos disparen!´  Así lo hizo.  A Mercedes, que quedó en el punto de partida, le añadí en el mismo tono: ´Vas a ser la viuda más joven. ¡No lo olvida!´  

Meses después las autoridades de Colombia confirmaron lo que la seguridad cubana le había advertido: en Cartagena habían personas en el recinto amurallado con fusiles telescópicos y armas automáticas listos para emboscar al presidente cubano”.

Castro asegura que al igual que en Santiago de Chile, los hombres que habrían de jalar el gatillo “temblaron” con el pretexto de que la “cabeza del Gabo” se interponía obstruyendo la visión.

Manuel Hevia, que aquel momento trabajaba en el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, y el general retirado Fabián Escalante, ex jefe del contraespionaje cubano, aseguran que de acuerdo al recuento oficial los atentados preparados y que tenían probabilidades para su ejecución, con armas y hombres dispuestos, fueron 167.

Algunos estuvieron a punto de quitarle la vida al polémico líder cubano.

                  Lo asesinan hasta en videojuegos

Un videojuego desata la ira

Una persona armada entra a una habitación en donde se encuentra el ex presidente Fidel Castro Ruz vestido con su tradicional traje verde olivo.

Una bala dorada le impacta en el entrecejo y logra su objetivo: asesinar al máximo líder de la Revolución cubana, considerado enemigo histórico del gobierno de los Estados Unidos.

La escena del asesinato del aún primer secretario del Partido Comunista de Cuba forma parte de un videojuego virtual con alta tecnología conocido como Call of Duty: Black Ops que fue lanzado, a principios de noviembre, por la empresa Activision.

El videojuego desató la ira dentro de las estructuras de poder en la isla caribeña.

“Lo que no logró el gobierno de los Estados Unidos en más de 50 años -en referencia a los planes de la CIA para eliminar al líder cubano- ahora pretende alcanzarlo por vía virtual”, señala un texto publicado el 9 de noviembre por el portal oficial Cubadebate, considerado el diario digital producido por un grupo de periodistas e intelectuales cercanos a Fidel Castro y en donde habitualmente publica sus artículos conocidos como “Las reflexiones' del compañero Fidel”.

El videojuego no es conocido por el ciudadano común de la isla, aunque fue comentado en diversos portales del país. Se desarrolla en la época de la Guerra Fría.

Los rusos (soviéticos en los años sesenta) son los enemigos y la primera misión es asesinar a su principal aliado: Fidel Castro Ruz.

La reacción del gobierno cubano no se hizo esperar. El portal oficial Cubadebate criticó ácidamente a la empresa Activision, una compañía de videojuegos con sede en California.

“La lógica de este nuevo videojuego es doblemente perversa: por un lado, glorifica los atentados que de manera ilegal planificó el gobierno de los Estados Unidos contra el líder cubano, y por el otro, estimula actitudes sociópatas de los niños y adolescentes norteamericanos, principales consumidores de estos juegos virtuales.

Al pie del Cañón

Juan Balboa

Abril 2021

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