domingo, 18 de abril de 2021

Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19

 


El pasado 8 de marzo se celebró o se recordó el tema del Día Internacional de la Mujer. A pesar de los avances registrados todavía existen leyes discriminatorias contra el sector femenino que aún no se logran solucionar.

Aun en pleno siglo veintiuno, el número de mujeres pobres sobrepasa al de los hombres, al tiempo que las primeras reciben menos salario que los segundos por un mismo trabajo y representan dos tercios de los analfabetos del planeta.

No es posible que aún exista poco progreso en materia de salud reproductiva y es inaceptable los actuales niveles de mortalidad materna en México, cuando casi todas las enfermedades pueden prevenirse.

La igualdad de género y el poder de las mujeres y niñas no es un objetivo por sí mismo, sino una clave para el desarrollo sostenible, el crecimiento económico, la paz y la seguridad familiar.

Es vital impulsar un programa integral para la mujer que considere sus necesidades de planeación familiar, capacitación y apoyo a su calidad de madre, esposa y trabajadora, a través de una red estatal de guarderías.

El problema de la discriminación es una de las principales barreras que las mujeres enfrentan para que sus derechos sean efectivamente protegidos y garantizados.

Se reconoce avances en los derechos de las mujeres, pero observa que, tanto en la ley como en la práctica, persisten diversas formas de discriminación que siguen siendo toleradas por los tres pisos de gobierno: municipal, estatal y federal.

Existe aún un vínculo directo entre la desigualdad de las mujeres en el ámbito de la familia y su limitada participación en la esfera política y laboral.

Uno de los problemas identificados es la lentitud y los retrasos que caracterizan los procesos de aprobación de proyectos de ley relativos a los derechos de las mujeres, especialmente los relativos a la igualdad en el ámbito de la familia.

La familia es vital para que las mujeres puedan tener una participación igualitaria en la vida política del país. La igualdad de las mujeres en todas las esferas es clave para que el desarrollo económico, social y político sea continuo y sostenible.

Conciliación entre vida personal y vida laboral, es uno de los mayores retos, pues se trata de una dimensión fundamental para promover la igualdad y combatir la pobreza.

Hoy en día las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento significativo en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas; ni se ha logrado reorganizar la vida social.

Es importante buscar fórmulas de conciliación de la vida de la persona y su familia con corresponsabilidad social, es decir que las tareas de cuidado deben ser compartidas entre hombres y mujeres.

También son vitales la equidad en las oportunidades educativas, los beneficios sanitarios y la alfabetización.

Las mujeres cargan con el mayor peso de las medidas de control de la natalidad.

No se puede decir que las mujeres empoderadas en la política le darán prioridad a las necesidades del grupo social que representan, a costa de otros proyectos de desarrollo, no hay duda de que su participación ayudará a reducir la brecha de género.

La igualdad de género es fundamental para la prosperidad económica y el crecimiento de los países.

Aún existen leyes discriminatorias contra las féminas.

Las mujeres pobres sobrepasa al de los hombres, al tiempo que las primeras reciben menos salario que los segundos por un mismo trabajo el mayor número de analfabetos.

Oxfam:las mujeres con salarios bajo

las mujeres perciben los salarios más bajos. A nivel mundial, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 24%, y al ritmo actual, serán necesarios 170 años para cerrarla. Hay 700 millones menos de mujeres que hombres con trabajos remunerados.

En todo el mundo, las mujeres perciben los salarios más bajos. A nivel mundial, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 24%, y al ritmo actual, serán necesarios 170 años para cerrarla. Hay 700 millones menos de mujeres que hombres con trabajos remunerados.

Ausencia de empleos dignos. El 75% de las mujeres en las regiones en desarrollo trabajan sin contrato laboral, carecen derechos o no tienen acceso a la seguridad social.  Además, a menudo los sueldos que reciben no les permiten salir de la pobreza. Se calcula que 600 millones de mujeres trabajan en empleos muy inseguros en todo el mundo.

Trabajo de cuidados y doméstico no remunerado: Las mujeres asumen entre dos y diez veces más trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, como las tareas del hogar y el cuidado de los niños y niñas. Se estima que la contribución a la economía mundial de este trabajo equivale a 10.8 billones de dólares al año, una cifra que triplica el tamaño de la industria mundial de la tecnología.

Jornadas laborales más largas. Las mujeres trabajan más horas al día que los hombres si se contabiliza el trabajo remunerado y no remunerado en conjunto. Esto supone que en la actualidad, una mujer joven trabajará de media cuatro años más que un hombre a lo largo de su vida.

Aumentar la igualdad económica de las mujeres reduciría el índice de pobreza en toda la población

La desigualdad económica de género supone un coste de 9 billones de dólares al año para las mujeres de los países en desarrollo. Esta cantidad no sólo daría un mayor poder adquisitivo a las mujeres y beneficiaría a sus familias y comunidades, sino que supondría un enorme impulso para el conjunto de la economía.

Los países que presentan una mayor igualdad de género suelen tener unos mayores niveles de ingresos, y datos empíricos de una serie de países y regiones indican que reducir la brecha entre hombres y mujeres lleva a su vez a la reducción de la pobreza.

En América Latina, por ejemplo, el aumento del número de mujeres en trabajos remunerados fue del 30% de la reducción de la pobreza en general y de la desigualdad de ingresos.

Para garantizar los derechos de las mujeres, reducir la pobreza y cumplir con el resto de objetivos de desarrollo, es fundamental apoyar el acceso de las mujeres a trabajos con unas condiciones dignas y a unos medios de vida mejorados.

En muchas partes del mundo, las mujeres siguen siendo víctimas de la discriminación. En algunos lugares no pueden votar, poseer tierras o tomar decisiones fundamentales para sus vidas.

Necesario potenciar el papel de la mujer en la vida política. Potenciar el papel de la mujer no es sólo un fin en sí mismo; es fundamental para alcanzar todos los demás objetivos de desarrollo en la vida.

El empoderamiento económico de las mujeres es un elemento fundamental para lograrlo. Necesitamos una economía humana que beneficie tanto a hombres como a mujeres, y que esté al servicio de todas las personas, no sólo de las élites.)

La igualdad de género se ha convertido en un indicador de cuán democrático es un sistema político, transformándose en una variable específica en este campo.

Hablar de equidad y, más aún, de equidad de género no sólo significa asumir un enfoque desde el cual enmarcar y potenciar el mejoramiento de la situación de las mujeres y, en particular, de su participación política y acceso al poder; supone, sobre todo, un punto de vista, un modo de entender cómo se constituyen y organizan las sociedades democráticas.an

Al Pie del Cañón

Juan Balboa

18 de abril 2021




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