El pasado 8
de marzo se celebró o se recordó el tema del Día Internacional de la Mujer. A
pesar de los avances registrados todavía existen leyes discriminatorias contra el
sector femenino que aún no se logran solucionar.
Aun en pleno
siglo veintiuno, el número de mujeres pobres sobrepasa al de los hombres, al
tiempo que las primeras reciben menos salario que los segundos por un mismo
trabajo y representan dos tercios de los analfabetos del planeta.
No es
posible que aún exista poco progreso en materia de salud reproductiva y es
inaceptable los actuales niveles de mortalidad materna en México, cuando casi
todas las enfermedades pueden prevenirse.
La igualdad
de género y el poder de las mujeres y niñas no es un objetivo por sí mismo,
sino una clave para el desarrollo sostenible, el crecimiento económico, la paz
y la seguridad familiar.
Es vital impulsar
un programa integral para la mujer que considere sus necesidades de planeación
familiar, capacitación y apoyo a su calidad de madre, esposa y trabajadora, a
través de una red estatal de guarderías.
El problema
de la discriminación es una de las principales barreras que las mujeres
enfrentan para que sus derechos sean efectivamente protegidos y garantizados.
Se reconoce
avances en los derechos de las mujeres, pero observa que, tanto en la ley como
en la práctica, persisten diversas formas de discriminación que siguen siendo
toleradas por los tres pisos de gobierno: municipal, estatal y federal.
Existe aún
un vínculo directo entre la desigualdad de las mujeres en el ámbito de la
familia y su limitada participación en la esfera política y laboral.
Uno de los
problemas identificados es la lentitud y los retrasos que caracterizan los
procesos de aprobación de proyectos de ley relativos a los derechos de las
mujeres, especialmente los relativos a la igualdad en el ámbito de la familia.
La familia
es vital para que las mujeres puedan tener una participación igualitaria en la
vida política del país. La igualdad de las mujeres en todas las esferas es
clave para que el desarrollo económico, social y político sea continuo y
sostenible.
Conciliación
entre vida personal y vida laboral, es uno de los mayores retos, pues se trata
de una dimensión fundamental para promover la igualdad y combatir la pobreza.
Hoy en día las
mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se
ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de
tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento significativo en la
provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas; ni se ha logrado
reorganizar la vida social.
Es
importante buscar fórmulas de conciliación de la vida de la persona y su familia
con corresponsabilidad social, es decir que las tareas de cuidado deben ser compartidas
entre hombres y mujeres.
También son
vitales la equidad en las oportunidades educativas, los beneficios sanitarios y
la alfabetización.
Las mujeres
cargan con el mayor peso de las medidas de control de la natalidad.
No se puede
decir que las mujeres empoderadas en la política le darán prioridad a las
necesidades del grupo social que representan, a costa de otros proyectos de
desarrollo, no hay duda de que su participación ayudará a reducir la brecha de
género.
La igualdad
de género es fundamental para la prosperidad económica y el crecimiento de los
países.
Aún existen leyes
discriminatorias contra las féminas.
Las mujeres
pobres sobrepasa al de los hombres, al tiempo que las primeras reciben menos
salario que los segundos por un mismo trabajo el mayor número de analfabetos.
Oxfam:las
mujeres con salarios bajo
las mujeres
perciben los salarios más bajos. A nivel mundial, la brecha salarial entre
hombres y mujeres es del 24%, y al ritmo actual, serán necesarios 170 años para
cerrarla. Hay 700 millones menos de mujeres que hombres con trabajos
remunerados.
En todo el
mundo, las mujeres perciben los salarios más bajos. A nivel mundial, la brecha
salarial entre hombres y mujeres es del 24%, y al ritmo actual, serán
necesarios 170 años para cerrarla. Hay 700 millones menos de mujeres que
hombres con trabajos remunerados.
Ausencia de
empleos dignos. El 75% de las mujeres en las regiones en desarrollo trabajan
sin contrato laboral, carecen derechos o no tienen acceso a la seguridad
social. Además, a menudo los sueldos que
reciben no les permiten salir de la pobreza. Se calcula que 600 millones de
mujeres trabajan en empleos muy inseguros en todo el mundo.
Trabajo de
cuidados y doméstico no remunerado: Las mujeres asumen entre dos y diez veces
más trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, como las tareas del
hogar y el cuidado de los niños y niñas. Se estima que la contribución a la
economía mundial de este trabajo equivale a 10.8 billones de dólares al año,
una cifra que triplica el tamaño de la industria mundial de la tecnología.
Jornadas
laborales más largas. Las mujeres trabajan más horas al día que los hombres si
se contabiliza el trabajo remunerado y no remunerado en conjunto. Esto supone
que en la actualidad, una mujer joven trabajará de media cuatro años más que un
hombre a lo largo de su vida.
Aumentar la
igualdad económica de las mujeres reduciría el índice de pobreza en toda la
población
La
desigualdad económica de género supone un coste de 9 billones de dólares al año
para las mujeres de los países en desarrollo. Esta cantidad no sólo daría un
mayor poder adquisitivo a las mujeres y beneficiaría a sus familias y
comunidades, sino que supondría un enorme impulso para el conjunto de la
economía.
Los países
que presentan una mayor igualdad de género suelen tener unos mayores niveles de
ingresos, y datos empíricos de una serie de países y regiones indican que
reducir la brecha entre hombres y mujeres lleva a su vez a la reducción de la
pobreza.
En América
Latina, por ejemplo, el aumento del número de mujeres en trabajos remunerados fue
del 30% de la reducción de la pobreza en general y de la desigualdad de
ingresos.
Para
garantizar los derechos de las mujeres, reducir la pobreza y cumplir con el
resto de objetivos de desarrollo, es fundamental apoyar el acceso de las
mujeres a trabajos con unas condiciones dignas y a unos medios de vida
mejorados.
En muchas
partes del mundo, las mujeres siguen siendo víctimas de la discriminación. En
algunos lugares no pueden votar, poseer tierras o tomar decisiones
fundamentales para sus vidas.
Necesario
potenciar el papel de la mujer en la vida política. Potenciar el papel de la
mujer no es sólo un fin en sí mismo; es fundamental para alcanzar todos los
demás objetivos de desarrollo en la vida.
El
empoderamiento económico de las mujeres es un elemento fundamental para
lograrlo. Necesitamos una economía humana que beneficie tanto a hombres como a
mujeres, y que esté al servicio de todas las personas, no sólo de las élites.)
La igualdad
de género se ha convertido en un indicador de cuán democrático es un sistema
político, transformándose en una variable específica en este campo.
Hablar de
equidad y, más aún, de equidad de género no sólo significa asumir un enfoque
desde el cual enmarcar y potenciar el mejoramiento de la situación de las
mujeres y, en particular, de su participación política y acceso al poder;
supone, sobre todo, un punto de vista, un modo de entender cómo se constituyen
y organizan las sociedades democráticas.an
Al Pie
del Cañón
Juan
Balboa
18 de
abril 2021
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