El
Papa Francisco se hincará y rezará frente a la tumba de Samuel Ruíz García, ex
obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, ubicada en la Catedral
de la Paz de la ciudad colonial de Chiapas. Un grupo de periodistas le hacemos
un homenaje al “jtatik” (padre en lengua tseltal) que consolidó una pastoral cercana
a los pobres y marginados, además de construir – junto con teólogos y obispos
de Brasil, Perú, Bolivia, México…- la teología de la liberación. A reserva que
se tenga el folleto impreso y digitalizado en las próximas horas, a partir de
la llegada del Papa Francisco a Chiapas publicaremos en las redes sociales algunos
de los los materiales redactados en homenaje a “jtatik”.
Texto: Elio Henríquez, Juan Balboa y Berenice
Moreno.Caricatura: Enrique Alfaro.
Fotografías: Carlos Martínez Suárez.
Corrección: Humberto Pérez Matus.
Producción general: Enrique Alfaro y Juan Balboa.
Jtatik (padre) Samuel
Presentación
Durante 40 años como obispo
de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz García dejó huella imborrable con el
trabajo pastoral que replicó en todo México y países de América Latina. Fue de
los participantes selectos en el Concilio Vaticano II, reunión ecuménica más
importante del siglo XX para la Iglesia católica, la cual renovó y replanteó la
liturgia con los pobres, convocada por el papa progresista Juan XXIII, en 1959,
con el afán de dar nuevos aires al cristianismo.
El Concilio Vaticano II
realizó cambios como oficiar la misa en el idioma de los feligreses y no en
latín, incluir música y cantos durante el acto, así como que el padre estuviera
de cara a los devotos. Abrió nuevos espacios a la participación de todos,
incluido el mundo de los laicos, y al diálogo sin miedo con la ciencia.El cónclave introdujo cambios en la visión de la fe y la Iglesia católicas. Las reuniones posconciliares de obispos latinoamericanos, como la de Medellín, Colombia, en 1968, ayudaron a adecuar las temáticas del Concilio Vaticano II a una realidad generalizada para una América Latina con pueblos pobres, marginados y explotados.
Samuel Ruiz García
nació el 3 de noviembre de 1924 en Irapuato, Guanajuato. Allí vivió su infancia
y a los 13 años ingresó al Seminario Diocesano de León. Estudió teología en la
Universidad Gregoriana y en 1954 fue designado rector de su antiguo colegio. En
1959 se le nombró obispo de San Cristóbal de Las Casas, una diócesis caracterizada
por su extrema pobreza y una población mayoritariamente originaria.
Sus últimos años los
vivió acompañado por su hermana Luz María (Luchita). Murió el 24 de enero de
2011 y fue inhumado en la Catedral de la Paz de la famosa ciudad colonial de los
Altos de Chiapas. Como si fuera el de un nuevo santo, el nicho donde reposa el
cuerpo del obispo Samuel Ruiz García es visitado por un enjambre de personas
–católicos o no; mexicanos o extranjeros; indios o políticos– para expresar
pesar por su fallecimiento, manifestar admiración por su labor a favor de los
pobres y pedirle “ayuda” para curar un enfermo grave o encontrar trabajo.
La tumba del jtatik Samuel Ruiz García es hoy parada
obligada de miles de indios y ladinos, pero también de políticos, muchos de
ellos enemigos que intentan lavar su imagen con una ofrenda floral o
simplemente santiguarse frente al sepulcro ubicado en la catedral de la ciudad
colonial.
El papa Francisco le
hará un homenaje privado –sólo él– para reivindicar su trabajo pastoral y el
nombre manchado permanentemente por los gobiernos mexicanos y de Chiapas. Un
grupo de periodistas le hace una pequeña distinción con la publicación (impreso
y digital) de este folleto. Honor a quien lo merece.(CVS).
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