El
Papa Francisco se hincará y rezará frente a la tumba de Samuel Ruíz García, ex
obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, ubicada en la Catedral
de la Paz de la ciudad colonial de Chiapas. Un grupo de periodistas le hacemos
un homenaje al “jtatik” (padre en lengua tseltal) que consolidó una pastoral
cercana a los pobres y marginados, además de construir – junto con teólogos y
obispos de Brasil, Perú, Bolivia, México…- la teología de la liberación. A
reserva que se tenga el folleto impreso y digitalizado en las próximas horas, a
partir de la llegada del Papa Francisco a Chiapas publicaremos en las redes
sociales algunos de los los materiales redactados en homenaje a “jtatik”.
Texto: Elio Henríquez, Juan Balboa y Berenice
Moreno.Caricatura: Enrique Alfaro.
Fotografías: Carlos Martínez Suárez.
Corrección: Humberto Pérez Matus.
Producción general: Enrique Alfaro y Juan Balboa.
Jtatik (padre) Samuel
Berenice Moreno
San
Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. Abrazos, vino, música
y hostias contrastaron con el rostro nostálgico y hasta con un dejo de
impotencia de los indios seguidores del caminante.
Los “auténticos coletos” celebraron así el retiro del obispo Samuel Ruiz
García.
Sin perder la altivez,
los sancristobalenses “de cepa” no ocultaron el orgullo y entraron a la
catedral. Ahí, hincados frente el atrio, oraron para agradecer a Dios por la salida
definitiva de Ruiz García de San Cristóbal de Las Casas.
Esta vez los “coletos”
no llevaban huevos, ni cohetes, ni frutas podridas para lanzar contra el obispo
Samuel y la catedral. Hubo regocijo, júbilo, flores y hasta comulgaron, tras
seis años de autoexilio y enfrentamiento religioso con el jtatik.
Bien portados, atuendos
de marca, cadenas y relojes caros, recibieron el sacramento y hasta la
bendición. El agua bendita mojó parte del cabello y la ropa. Compartían risas
discretas mientras Ruiz García entregaba la diócesis a Felipe Arizmendi
Esquivel.
Desde allí el obispo
pidió perdón a Cristo por sus errores humanos y pasó por alto los agravios
cometidos por los “auténticos” contra esa congregación religiosa. Los coletos
dieron rienda suelta a su fervor cristiano, con el código canónico, y la
felicidad por lo que ellos en forma infructuosa intentaron durante la década
reciente: expulsar a Ruiz García de Chiapas.
Hace seis años
comerciantes, hoteleros y ciudadanos de la clase alta formaron el Frente Cívico
de San Cristóbal de Las Casas –o “auténticos coletos”– para defenderse, según
ellos, del “obispo rojo”, quien sublevó a los indios para quitarles las canonjías
políticas y económicas que gozan desde la conquista española.
Ahora quemaban cirios,
velas y veladoras y no ataúdes con la figura de Ruiz García; rezaron el
padrenuestro y no consignas de muerte contra el obispo que durante cuatro
décadas gobernó la diócesis.
Bien portados, los “auténticos
coletos” abarrotaron la catedral y recibieron bendiciones de manos de los
principales jerarcas católicos: el nuncio Sandri, el cardenal Norberto Rivera,
entre otros religiosos, en lugar de una excomulgación por sus agresiones a la
Iglesia.
Uno de los principales
precursores de los ataques contra Ruiz García, el alcalde priista de San
Cristóbal de Las Casas, Mariano Díaz Ochoa, degustó la hostia y el buen vino,
repartió abrazos y hasta bromas de que por fin los años acabaron con su
principal enemigo.
“Con la llegada de
Arizmendi Esquivel tenemos mucha esperanza. Creo viene a unir a toda la
diócesis y caminemos juntos. Lo único que pedimos como municipio es un
acercamiento con toda la población”, dijo al término de la celebración
religiosa.
Díaz Ochoa argumentó
que acudió a la catedral por una invitación expresa del obispo Arizmendi.
Altivo, como principal cabeza de los “auténticos coletos”, no mostró
arrepentimiento de la campaña de agresiones contra Ruiz García. Además dijo que
la llegada del nuevo obispo les abrió de nuevo las puertas del templo diocesano.
Ellos, quienes rehúsan
llamar hermanos a otros de piel cobriza y andar descalzo, retornaron como un
rebaño más a la guía del nuevo pastor: Felipe Arizmendi. (Tomado del semanario Páginas,
mayo 2000).(CVV).
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