domingo, 15 de agosto de 2021

Guatemala, donde convergen los expulsados del sueño americano

 


Guatemala, Guatemala.-Estados Unidos acerca cada vez más a las fronteras guatemaltecas a todos los grupos de ciudadanos deportados de forma expedita.

Mientras en Guatemala cada vez es más frecuente la detención de migrantes haitianos que huyen de su país.

Guatemala se ha convertido en el territorio en donde convergen dos tipos de flujos migratorios: los expulsados de Estados Unidos (EE. UU.) y los que anhelan llegar a ese país.

Esta encrucijada a la que se enfrenta Guatemala tiene sus causas en la nueva modalidad de deportación aplicada por el gobierno del presidente Joe Biden y en una nueva oleada de migrantes haitianos y cubanos que tratan de huir de sus países.

El  9 de agosto, en una frontera muy alejada y poco transitada como El Ceibo, en Petén, que limita con el estado mexicano de Tabasco, los delegados del Instituto Guatemalteco de  Migración (IGM) empezaron a observar un flujo inusual de ingreso a Guatemala.

Hasta 300 personas en un día, algo que no había pasado antes. El Ceibo es una de las fronteras menos transitadas para ingresar al país,  porque se encuentra alejada de zonas urbanas y la circulación de transporte colectivo es limitada.

Esto fue ocasionado por el nuevo método de deportación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).

El 2 de agosto el gobierno del presidente Biden ratificó la aplicación del Título 42, una de las políticas migratorias y sanitarias más cuestionadas por organizaciones pro derechos humanos durante la presidencia de Donald Trump.

La renovación del Título 42, que aprueba la expulsión expedita de personas que fueron capturadas en sus zonas fronterizas al tratar de ingresar de forma irregular a EE. UU., trajo consigo una nueva forma de deportación.

Antes las personas eran devueltas a la ciudad mexicana por la que habían hecho el intento de cruzar a Estados Unidos. Sin embargo, desde esta semana el ICE decidió subirlas a un avión para llevarlas a Tabasco. Luego, las autoridades mexicanas las transportan en autobuses y las dejan en el límite fronterizo entre Guatemala y México.

El IGM señala que un aproximado del 25 por ciento de las personas que son colocadas en esa área son de nacionalidad guatemalteca. El resto son hondureños, salvadoreños, nicaragüenses, haitianos, cubanos y ciudadanos de países africanos. Esta misma situación ocurre en la frontera El Carmen, en Huehuetenango.

“Esta  situación vulnera los derechos de los migrantes, así como las regulaciones migratorias vigentes en el país”, manifestó el Instituto Guatemalteco de Migración y agregó que debido a que no fueron notificados sobre la aplicación de esta forma de deportación.

No se tiene un control exacto de las expulsiones y tampoco un protocolo de atención, porque no se tienen los recursos necesarios y el personal suficiente.

El IGM indica que, si bien ya habían recibido retornados centroamericanos, esto se hacía de forma coordinada con las autoridades mexicanas y en puntos fronterizos como Tecún Umán, donde sí cuentan con más capacidad, insumos y recursos para recibirlos.

Las personas o las familias a bordo de esos vuelos, que puedan tener necesidades urgentes de protección, corren el riesgo de ser devueltas a los mismos peligros de los que han huido en sus países de origen en Centroamérica, sin ninguna oportunidad de que se evalúen y atiendan esas necesidades.

Explica la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre los vuelos de deportados que ha implementado el Gobierno estadounidense hacia el sur de México.

La ACNUR también muestra su preocupación, porque el flujo de migrantes expulsados a los límites fronterizos entre Guatemala y México sobrecarga la capacidad de respuesta humanitaria que tiene Guatemala y los estados del sur del vecino país. Esto, además de la vulnerabilidad sanitaria en la que se encuentran debido al aumento de casos de COVID-19 y la variante Delta.

El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, asegura que la solución a esta crisis humanitaria que se vive en el sur de México y fronteras guatemaltecas tiene como única solución que el gobierno de Joe Biden levante las restricciones de acceso a asilo que implica el Título 42.

Diversas organizaciones muestran su preocupación por la poca capacidad de respuesta humanitaria que tiene Guatemala.

El Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó, de forma oficial, al Gobierno estadounidense que este tipo de deportaciones se realice en Tecún Umán. Ese punto fronterizo es el único en donde el IGM tiene el personal y los recursos necesarios para atender a los retornados. Además, es en esa frontera en donde el Instituto Guatemalteco de Migración construye el centro de recepción de retornados con el apoyo de fondos de EE. UU.

Antes de esta modalidad, durante el gobierno de Joe Biden, las deportaciones desde Estados Unidos a Guatemala se redujeron, pero aumentaron las expulsiones realizadas por México vía aérea y terrestre.

Durante las últimas semanas, muchos de los guatemaltecos deportados ya no fueron entregados al IMG.

Las autoridades mexicanas solo los trasladaban vía aérea desde estados del norte de México hacia el sur y los dejaban en la frontera para que ingresaran a Guatemala y regresaran a sus pueblos de origen con sus pocos recursos, según denuncian migrantes retornados que a diario llegan a la terminal ubicada en la Central de Mayoreo.

Toman un bus que sale después de la medianoche desde Tecún Umán y llega a las cinco de la mañana a la ciudad de Guatemala.

Mientras cientos de centroamericanos, caribeños y africanos son trasladados a las fronteras del sur mexicano, después de ser expulsados de forma inmediata por EE. UU., en Guatemala cientos de ciudadanos de Haití, Cuba y África son detenidos.

El 2 de agosto el Ministerio Público y la Policía Nacional Civil rescataron a 97 migrantes haitianos que fueron abandonados en una bodega ubicada en la colonia Las Brisas en Villa Canales.

Entre las personas que se encontraron había 10 menores de edad y mujeres embarazadas. Esta es hasta ahora la mayor detención y expulsión de esta oleada de migrantes y refugiados que huyen de Haití debido a la crisis política que desató el asesinato del presidente Jovenel Moïse el pasado 7 de julio.

Según el Código Migratorio de Guatemala, las personas deben ser expulsadas al país de procedencia. Ese fue el destino de las 97 personas haitianas rescatadas, que fueron retornadas a Honduras.

El Instituto Guatemalteco de Migración registra que de enero a julio han sido expulsadas del país 1,047 personas, de las cuales 575 son hondureñas y 134 de Haití. Estos grupos conforman la mayoría de deportaciones.

Los ciudadanos de estos dos países también conforman la mayor parte de los albergados. El IGM registra que en siete meses ha dado albergue a 892 personas originarias de 21 países. De estas, 457 han sido hondureñas y 147 haitianas.

Esta situación preocupa al Instituto Guatemalteco de Migración, porque el flujo de migrantes de Haití podría aumentar. Solo en Panamá se encuentran varados 10 mil migrantes haitianos que, ante la crisis política y democrática que enfrenta su país, han decidido huir del mismo.

Si el Gobierno panameño les permite que avancen, el IGM considera que esto agravaría aún más la crisis humanitaria y migratoria en Guatemala.

Porque no se cuenta con los recursos y la capacidad institucional para atender a migrantes y refugiados, además que el país enfrenta en este momento un incremento de casos de personas enfermas de COVI-19 y un colapso de los hospitales públicos.

El Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó de forma oficial al Gobierno de Estados Unidos que las deportaciones se realicen por puntos fronterizos donde el IGM tiene personal y los recursos necesarios para atender a los retornados

El Ceibo

La zona fronteriza entre Guatemala y el estado mexicano de Tabasco es uno de los pasos menos transitados para ingresar al país, porque se encuentra alejado de zonas urbanas y la circulación de transporte colectivo es limitada. Desde el 9 de agosto se observa un flujo inusual de deportados.

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Fuente: Agencias Internacionales.

Edición: Juan Balboa

15 julio 2021.

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