Juan
Balboa
Multimedios
Ámbar
La Frontera
Sur de México se ha vuelto visible no sólo para el gobierno mexicano sino
también para la comunidad internacional, particularmente para el gobierno de
Estados Unidos que ha descubierto en esos territorios, hoy todavía sin atender, las debilidades y
potencialidades para su proyecto hegemónico en América.
Las
debilidades de la Frontera Sur son de diversas naturalezas pero,
indudablemente, están ligados estrechamente al tema del subdesarrollo y la
exclusión social.
Las
migraciones, el narcotráfico, el contrabando de armas y, más recientemente, las
pandillas juveniles, son producto de una larga historia que tiene que ver con
las guerras civiles en el istmo centroamericano, con las dificultades de
construir un proyecto de nación y de región, de la debilidad de los sectores
empresariales nacionales y de la fuerte participación en las decisiones
políticas, hasta fechas muy recientes, de los ejércitos.
El gobierno
norteamericano descubre en la Frontera Sur y Centroamérica inmensas
potencialidades para conectar el norte y el sur de América: posición
geográfica, agua dulce, bosques y selvas, biodiversidad, hidrocarburos, etcétera.
Estas
potencialidades contrastan con la existencia de una enorme población en condiciones
de pobreza y pobreza extrema, de manera que la gran paradoja de la región es la
abundancia de recursos naturales estratégicos y las condiciones de pobreza de
la población.
¿Qué debemos
entender por Frontera Sur? ¿Dónde empieza y dónde termina? ¿Cuáles son sus
límites?
Una primera
definición de frontera sur alude al problema del “límite” entre dos
territorios, en este caso entre México, Guatemala y Belice.
La Frontera
Sur de México está delimitada por una línea quebrada que se extiende a lo largo
de 1,138 kilómetros, de los que 962 colindan con Guatemala desde el tratado de
límites del 27 de septiembre de 1882, y 176 con Belice de acuerdo con los
arreglos establecidos con Gran Bretaña el 8 de julio de 1893.
El
territorio que atraviesa las líneas corresponde a cuatro estados de la
federación mexicana abarca 21 municipios y 84,511.14 km2.
La
frontericidad se explica por una serie de fenómenos que ocurren en ambos lados
de la frontera y por las diferencias en términos culturales, sociopolíticos y
económicos. Las evidencias empíricas muestran que entre los territorios del sur
de México y los de países centroamericanos, excepto Costa Rica, no existen
diferencias sustanciales en cuanto cultura y economía.
La visibilización reciente de la Frontera Sur ocurre, en
buena medida, por la oleada de refugiados centroamericanos, particularmente de
guatemaltecos, que tuvo lugar en los primeros años de la década de 1980 y que
consiguió tener un enorme impacto en la política exterior mexicana.
Permitió la
presencia de una gran cantidad de organismos internacionales, dependencias
gubernamentales y ONG en los estados de Chiapas y Campeche.
Como
consecuencia de lo anterior, a partir de la cumbre de presidentes
centroamericanos que se reunieron con el presidente Carlos Salinas en Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, en enero de 1991, se inaugura un nuevo ciclo de la Frontera
Sur.
El
acercamiento institucional entre la región y México tiene como resultado la
intensificación de las relaciones económicas y sociopolíticas, que culminan con
la firma de acuerdos comerciales, primero con Costa Rica, luego con Nicaragua y
posteriormente con el grupo de países que conforman el Triángulo del Norte
(Guatemala, El Salvador y Honduras).
Las
migraciones constituyen uno de los rasgos sobresalientes que están redefiniendo
la Frontera Sur, ya no como límite geográfico sino como un espacio amplio que
rebasa los estrechos márgenes de la línea fronteriza.
El Triángulo
del Norte conforma la porción más extensa del territorio centroamericano, el
más poblado y el que genera la mayor proporción del Producto Interno Bruto
(PIB) de la región.
En su
territorio, que abarca una extensión de 240,889 Km2, alberga una población de
24 millones 147 mil habitantes, lo cual representa 72.6% de la población de
Centroamérica.
Estos países
comparten rasgos comunes con la Frontera Sur, tanto en su economía, donde
predomina la producción primaria, como en su estructura social cuya
particularidad es la marginación y la pobreza.
Se tiene que
considerar con mayor propiedad a los cinco estados de la federación que
integran la Frontera Sur: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
Hay que
recordar que Centroamérica y la Frontera Sur son espacios donde han crecido las
actividades delictivas. Donde existen las condiciones sociopolíticas para la
generación de grupos armados y esto es un tema de gran relevancia para Estados
Unidos.
La Frontera
Sur enfrenta diversos problemas que convergen en el gran tema del desarrollo.
El atraso histórico de los estados que conforman la región se revela en los
altos niveles de pobreza, la desigualdad social, la falta de infraestructura
productiva, la ausencia de un aparato industrial y la persistencia de una
enorme población vinculada a las actividades del campo con bajísimos niveles de
productividad.
Como se ha
indicado arriba, el espacio fronterizo del sur de México abarca un enorme
territorio de casi 239,000 Km2 y alberga una población de aproximadamente 25
millones de habitantes. Esta extensión es equiparable a la superficie del Reino
Unido o la suma de Bélgica, Austria y Grecia.
La
contribución de las cinco entidades fronterizas a la riqueza nacional apenas
alcanza 7%, una cifra agregada que revela la gran debilidad económica de la
región.
Para que
quede más claro, la enorme diferencia económica entre algunos países europeos
más pequeños y el espacio fronterizo del sur de México basta con hacer la
comparación con Bélgica, país cuya extensión territorial (30,519 k2) sólo
representa el 12.7% del que posee la Frontera Sur, que genera un PIB de casi
325 mil millones de dólares, equivalente a ocho veces más que el de la región.
Mientras que
los países europeos presentan un alto nivel de industrialización, en la
Frontera Sur prácticamente no existe la industria manufacturera.
La debilidad
económica de la región se manifiesta en la poca generación de empleos en
sectores clave. Observamos en el cuadro siguiente que la Frontera Sur sólo
contribuye con 7.2% del empleo en los sectores manufactureros, comercio y
servicios financieros.
De manera
desagregada tenemos que la actividad manufacturera aporta escasamente 3.8% del
empleo manufacturero del país, 7.7% a la rama del comercio y 8% en los
servicios no financieros. Estas cifras ofrecen un panorama muy claro sobre la debilidad
de la industria y del peso relativamente importante del sector terciario
(comercio y servicios).
La región
más dinámica de la Frontera Sur
Es
indiscutible que la región más significativa del espacio fronterizo en términos
de intercambios comerciales y flujos de personas es la región del Soconusco.
Comporte una
larga historia con Guatemala y de manera particular con los departamentos (estados
o provincias) guatemaltecos de Huehuetenango y San Marcos. Grandes contingentes
de mano de obra de estas jurisdicciones se han vinculado a las plantaciones
agrícolas del Soconusco.
El Soconusco
es la región más dinámica de la frontera sur, registra el mayor cruce de
mercancías y de personas. Su carácter de espacio fronterizo le confiere los
atributos de un receptáculo económico y social, donde se entremezclan lo legal
y lo ilegal, lo prohibido y lo permitido.
Y es que la
frontera es un sitio de encuentro, de relatos geopolíticos.
Como
territorio de tránsito, de paso de transmigrantes centroamericanos, ahora también
de migrantes de América del Sur y el Caribe, que buscan llegar a los Estados
Unidos, el Soconusco se ha convertido en una región “dormitorio”.
El
peregrinar de miles de centroamericanos inicia desde Nicaragua, Honduras y el
Salvador, ya en territorio guatemalteco, que es la antesala para cruzar
territorio mexicano, se realiza una serie de arreglos y transacciones entre
migrantes y “polleros” a fin de superar el embudo que representa el espacio
transfronterizo entre Guatemala y Tapachula.
Los
migrantes centroamericanos
Uno de los
fenómenos que ha cobra excepcional relevancia es la migración de
centroamericanos a territorio mexicano.
De esta
manera, en la Frontera Sur tenemos una historia migratoria que depende de las
condiciones que ocurren en los países centroamericanos, cambia de sentido.
Ahora estamos frente a un proceso que, pese al control que ejercen las
autoridades migratorias de nuestro país, parece imparable.
Son muchos y
de diversa naturaleza los problemas que aquejan a la Frontera Sur. Unos son de
carácter estructural y otros de carácter emergente pero que pueden llegar a
constituirse como problemas de difícil solución. El principal problema de
carácter estructural es el enorme atraso con relación a la frontera
México-Estados Unidos.
El rezago
económico resulta evidente en su estructura económica, donde predomina la
producción primaria, incluyendo la extracción de petróleo crudo, sin que
existan cadenas productivas que permitan generar valor agregado. Esto se
traduce en la falta de oportunidades de empleo estable y bien remunerado para
una fuerza laboral en constante crecimiento.
El drama de
la Frontera Sur sigue siendo el contraste entre la abundancia de sus recursos
naturales estratégicos que tienen un potencial insospechado.
Además del
petróleo, la región posee la mayor cantidad de agua en el país, las riquezas
forestales más importantes y los recursos escénicos, además de la variedad de
climas y la cantidad de tierras que puede producir diversidad de productos para
la alimentación de la población y la exportación. Gente miserable en tierra
pródiga es una paradoja que ningún gobierno ha podido resolver.
Multimedios
Ámbar
Al pie
del Cañón
RunRún
Fuente: Diversas.
Texto:
Juan Balboa
9 julio
2021.
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