Juan Balboa
Parado frente a la camioneta que habría de transportarlo en siete días por el Soconusco, la Costa, los Valles Centrales y los Altos de Chiapas, el hombre nacido en el pequeño pueblo de Jaén, en Andalucía, no dejaba de expresar su emoción por haber llegado a Chiapas sin mochila y con unas dos toneladas de carga para los tres conciertos; de no ser un turista revolucionario, sino un cantautor que se encuentra en las marquesinas de los teatros chiapanecos y, sobre todo, que podrá cantar en tierra zapatista la canción que le había pedido el subcomandante Marcos.
Era Joaquín Sabina en noviembre de 2002 cuando visitó, por primera vez, tierras chiapanecas.
Sentado en un diminuto camerino no puede esconder sus nervios que lo traicionan cada vez que acudía al vaso con whisky. "Lo que ocurre es que estoy un poquito tenso por el primer concierto, no sé a qué público me enfrento", dice al momento de ofrecer una copa al periodista.
El mismo whisky lo compartió con el periodista durante las ocho horas del viaje de Tapachula a Tuxtla Gutiérrez, pues había rechazado el helicóptero ofrecido por el entonces gobernador (hoy preso en el penal de Huixtla), Pablo Salazar Mendiguchía para que se trasladara a la capital chiapaneca.
Primero en el camerino del teatro de Tapachula; después durante el camino entre Tapachula y Tuxtla; dos veces más al finalizar sus conciertos en Tuxtla y San Cristóbal de las Casas y, finalmente, en el aeropuerto de la capital chiapaneca, Sabina convivió y respondió a innumerables preguntas del periodista.
A continuación publico parte del material de la hermosa odisea de Joaquín Sabina.
Venir a cantar a Chiapas, culpa del dolor de muelas de Marcos: Joaquín Sabina
Tapachula, Chiapas.- El cantautor español Joaquín Sabina siempre pensó pisar tierras chiapanecas con una mochila al hombro, "haciendo eso que llaman turismo revolucionario". Eso de venir a cantar, dice, es culpa del dolor de muelas del subcomandante Marcos, de su respeto por el territorio mítico y legendario de los zapatistas y, de plano, por su nuevo disco Dímelo en la calle.
Llegó a Chiapas a la medianoche del domingo para presentarse en tres conciertos en igual número de ciudades, las más importantes del estado: Tapachula de Córdoba, Tuxtla Gutiérrez (miércoles) y San Cristóbal de las Casas (viernes), que para la sorpresa del propio cantor nacido en Andalucía tendrá teatro lleno, según la más reciente información proporcionada por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes en Chiapas.
Jovial y dicharachero a pesar del largo viaje (Madrid-ciudad de México-Tapachula), Sabina hizo gala de excelente salud, memoria implacable y maestría en el manejo del humor, al que acudió a la medianoche del domingo para responder a una pregunta "comprometedora" de un enviado de la televisora del Ajusto.
-Se habla mucho de su relación con Rafael Guillén...
-No es con Rafael Guillén, es con un enmascarado que no se llama así -respondió de inmediato con una sonrisa pícara en los labios y unos brillantes ojos que mataban de incomodidad a la persona que había hecho la pregunta.
Parado frente a la camioneta que habrá de transportarlo en siete días por el Soconusco, la Costa, los Valles Centrales y los Altos de Chiapas, el hombre nacido en el pequeño pueblo de Jaén, en Andalucía, no dejaba de expresar su emoción por haber llegado a Chiapas sin mochila y con unas dos toneladas de carga para los tres conciertos; de no ser un turista revolucionario, sino un cantautor que se encuentra en las marquesinas de los teatros chiapanecos y, sobre todo, que podrá cantar en tierra zapatista la canción que hace ocho años le pidió el subcomandante Marcos.
-¿Cómo se siente al estar en Chiapas?
-Acabo de aterrizar, pronto me siento muy curioso, emocionado. Jamás pensé que iba a venir a cantar a Chiapas. Pensé que iba a venir con mi mochila a hacer eso que llaman turismo revolucionario.
"Pero bueno, estaré en el escenario y además tengo la suerte de que vamos a estar en tres sitios distintos, algo tendré que aprender, es a lo que vengo: a aprender, no a enseñar."
-¿Habrá una posible reunión con Marcos?
-No lo sé, eso depende de él.
-¿Qué mensaje trae a los zapatistas?
-El mensaje es la canción que le he escrito y algunas otras cosas que llevo. El mensaje es la canción que me pidió que le hiciera.
Joaquín Sabina confirma que pronto presentará en México Cuadernos lacandones, libro con prosa y poesía sobre el movimiento rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, así como diferentes versiones que hizo de la canción Como un dolor de muelas, además de escritos relacionados con los zapatistas.
Recuerda a los periodistas que Chiapas se puso en el mapa para muchos europeos a partir de la rebelión zapatista y expresa admiración por la lucha de los indígenas de la Selva Lacandona y los Altos de Chiapas.
A Sabina lo mata la curiosidad de la tierra "mítica y legendaria" de Chiapas; le emociona conocer sobre el movimiento de los indígenas zapatistas y no esconde las ganas que tiene de comprarse un pasamontañas. (18 de noviembre de 2002).
Marcos, genio de la comunicación y revolucionario con humor: Sabina
Tapachula, Chiapas.- Joaquín Sabina no tiene duda de que el subcomandante Marcos es el mejor escritor de la ironía, que la utilizó en su último comunicado para "tomarme un poco el pelo a mí, que me lo tengo bien ganado", y un revolucionario con humor, al que acudió "usando mi nombre" para echarle un piropo a Panchito Varona, autor de la música de la canción que Marcos escribió al alimón con el cantautor español.
En una entrevista con La Jornada, Sabina describe a Marcos como un talento transformador y genio de la comunicación; pide a los zapatistas que designen a una persona para cobrar las regalías de la canción Como un dolor de muelas, que forma parte de su más reciente disco Dímelo en la calle.
Expresa su deseo de cantar en "una de esas fiestas" que organiza el EZLN y se siente halagado porque su libro de sonetos Ciento volando de catorce (Editorial Visor) vendió más de 100 mil ejemplares en España.
Sentado en un diminuto camerino no puede esconder sus nervios que lo traicionan cada vez que acude al vaso con whisky. "Lo que ocurre es que estoy un poquito tenso por el primer concierto, no sé a qué público me enfrento", dice al momento de ofrecer una copa al periodista.
Pero tampoco puede enterrar la felicidad que siente, primero por estar en Chiapas y, segundo, por el comunicado que el subcomandante Marcos publicó en La Jornada y en el que hace un homenaje a uno de los músicos más queridos por Sabina: Pancho Varona.
"Yo me he pasado años diciendo que estaba tardando mucho en hacerle esa canción, que había hecho la música Pancho Varona, en fin todo lo que he explicado. También dije que lo que más me gustaba de él es que era un revolucionario con humor, cosa que echa uno de menos en otros revolucionarios.
"Así que esta vez usó el humor para tomarme un poco el pelo a mí, que creo que me lo tengo bien ganado, y creo que es muy gracioso", dice sonriendo.
-¿Qué descifraste del comunicado? ¿Te agradó o es muy agresivo?
-Me gustó todo. Desde luego no me he fijado sólo en lo que dice de mí, pero me hizo gracia que usara mi nombre para echarle un piropo a Panchito Varona, que es quien ha hecho la música final de la letra que él me mando.
-Le darás el uno por ciento, como él dice, de las regalías?
-Por eso aquí (en Chiapas) estamos, para que venga cualquier representante oficial de los zapatistas. Lo que ocurre es que las regalías no las puede cobrar nadie que no sea persona física, por eso también la broma de que me imaginaba a Marcos en la cola de la Asociación de Autores enmascarado yendo a cobrar. La letra de la canción está firmada por el subcomandante Marcos, pero lo va a cobrar quien él designe, quien él diga que lo cobre. Desde luego no quiero ser yo para que no se preste a malos entendidos.
Hace una pausa y agrega: ''Por la fecha que tiene el comunicado, él (Marcos) no ha podido oír la canción, ni el disco, “claro supongo que la oirá en estos días''.
''El movimiento zapatista transformó al mundo''
Joaquín Sabina aceptó dialogar con La Jornada una hora antes de que iniciara su periplo musical por Chiapas. Sabina reconoce que pisar tierra chiapaneca lo llena de alegría, una rara alegría.
-Cuándo llegaste a Tapachula dijiste que siempre te viste en Chiapas haciendo turismo revolucionario.
-También lo dije un poco en broma, pero la verdad es que siempre que pensé venir a Chiapas me imaginaba así, no me imaginaba que me contratara el gobierno de la ciudad o de las otras ciudades, o del estado para venir a dar tres conciertos. Sí me imaginé alguna vez dar un concierto para los zapatistas en una de esas fiestas que hacen de vez en cuando.
"Me imaginé todo menos esto; como comprenderás es la primera vez que canto en Chiapas y tengo mucho que aprender y nada que enseñar. Es decir, vengo a ver lo poco que se puede ver en tres conciertos en una semana. De todos modos en el escenario y hablando con la gente uno recibe cosas que luego uno procesa en España y le dan datos de todo, pero si me vas a preguntar cosas sobre qué opino de todo esto, pues por lo pronto nada, por lo pronto vengo sin prejuicios de ninguna clase, sin medidas previas.''
-¿Cómo y por qué te transformó el movimiento zapatista?
-¡Hombre! El movimiento zapatista no sólo transformó a Chiapas y a México sino al mundo. Yo creo que el gran talento de Marcos es que es un genio de la comunicación y creo que en el comunicado que he leído el lunes lo que plantea es una batalla cultural poniendo el dedo en tres o cuatro cosas muy serias. Por ejemplo, supongo que se va a crear toda una gran discusión en México sobre (Enrique) Krauze, y sobre todo esto que dice acerca de (Vicente) Fox y el PRD... En fin, toca casi todos los puntos, pero desde un punto desmitificador, cultural y muy provocador.
"Lo primero que sentimos con Marcos -en enero de 1994- es que le estaba arruinando a México la fiesta aquella del Tratado de Libre Comercio, de entrar al primer mundo, eso fue lo que pensó Octavio Paz para mal; nosotros lo pensamos para bien. Dijimos: ya era hora que estas comunidades que ni sabíamos que existían salgan a la luz. En Europa puso a Chiapas en el mapa.
"Y luego pues... no sé, lo primero fue muchísima curiosidad muchísimo interés. Luego empecé a leer sus textos y vi que podía echarle un pulso al mejor escritor en español que había ahora mismo, sobre todo desde el ámbito de la ironía y desde un terreno muy difícil que es la selva, con un fusil al hombro y con una máscara, es muy difícil hacer buena literatura o plantearte más como la antiglobalización o cosas así y él lo hace de un modo muy sofisticado.
-En su más reciente comunicado, Marcos desmitifica el trabajo partidista mexicano, ¿pero puede ser también de España?
-Claro, por eso él desenmascara a todos los subterfugios, a todas las globalizaciones. Dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y se niega absolutamente a aceptar ese chantaje histórico, no me la sé ahora de memoria pero desde luego es una carta para meditar, aparentemente la primera vez que uno la lee parece solo una broma y la segunda vez plantea preguntas muy serias. Pone cosas encima de la mesa para discutir, sobre todo el 'no nos resignemos' es el principal mensaje.
-¿Es una propuesta de reflexión sobre la actividad de los partidos políticos?
-Es una cosa inevitable, porque si no tenemos esperanza qué nos queda. Es decir, si nos resignamos al chantaje de no se puede hacer nada y de que ésta es la única política posible, entonces realmente estamos dejando abandonados a todos los millones de desfavorecidos del mundo, que no son sólo las comunidades indígenas de Chiapas, pues el mundo está lleno de comunidades indígenas, incluso en las grandes ciudades.
"Un elefante cruza una frontera"
-¿Cuaderno lacandón será un libro de tus vivencias con la historia de los zapatistas?
-Sí, en el Cuaderno lacandón lo que hice es agrupar todo los escritos que llevo haciendo, algunos conocidos y otros absolutamente desconocidos. Hay toda una última parte que se llama: "Un elefante cruza una frontera", que es sobre la entrada de Marcos al Zócalo y son como 300 versos en decasílabos sin rima pero con ritmo, donde describo, a mi modo de ver caótico, lo que yo sentí en el balcón del Zócalo cuando vi entrar la marcha zapatista.
-De la canción que haces con Marcos, ¿hay otras versiones?
-No, no, no, no hay ninguna otra, nosotros cantamos en directo la misma que vamos a cantar aquí. Lo que hay es música de Pancho Varona, la primera versión es letra de Marcos y luego como era una letra muy cortita yo le añadí una segunda parte, pero está hecha a la manera de Marcos y con su misma estructura.
-¿Qué se siente vender 200 mil discos en dos meses de tu nueva producción Dímelo en la calle?
-Prefiere uno no pensar en eso, porque si lo piensas te conviertes en un comerciante y no en un cantante. Mi problema artístico ahora mismo es conectar, encontrar complicidad entre la gente de Chiapas puesto que voy a cantar aquí en estos días. Lo otro se queda ahí en España. Yo no leo con demasiado interés la lista de éxitos, es verdad que me las enseñan y eso halaga a mi vanidad, pero no estoy seguro que los mejores cantantes son los que más venden, sabemos que no es así.
-Y que siente un músico al vender más de 100 mil libros?
-Se siente algo mejor, sobre todo si son sonetos. Y sobre todo si uno realmente no lo esperaba, uno hizo ese libro para una mínima, mínima minoría... no sabía yo que iba a ser para una inmensa minoría.
-¿Sigues el camino del brasileño Chico Buarque, quien de ser un famoso cantautor se convirtió en buen escritor?
-Bueno, pero Chico es otro tipo de artista, estuvo diez años sin subirse al escenario, le tenía mucho miedo a la gente, le daba vómito antes de subirse al escenario, es un tipo timidísimo. Yo creo que el escenario no lo dejaré, me dejará él a mí cuando ya no tenga fuerzas para subir. No es mi caso, además yo empecé a escribir antes que a cantar, pero siempre tuve claro que el género letra de canción se abre paso hacia los corazones y hacia la cabeza de la gente de un modo mucho más inmediato.
-Desde que llegaste a Chiapas transmites unas ganas de conocer más sobre el estado, los zapatistas y se te ve que quieres comprarte un pasamontañas.
-El pasamontañas ya lo tengo. Lo que ocurre es que estoy un poquito tenso por el primer concierto, una vez que descargue los nervios de hoy me dedicaré a hablar con todo el mundo, a mirar todo, a leer todos los libros a enterarme de todo.(20 de noviembre de 2002).
Sabina donará lo recaudado en sus conciertos en Chiapas a sus compas del Ejército Zapatista
San Cristobal de Las Casas, Chiapas.- "No me llevaré un solo peso de Chiapas", aseguró el cantautor Joaquín Sabina pocas horas antes de regresar a Madrid, España, y confirmó que todos sus honorarios de los tres conciertos (Tapachula, Tuxtla y San Cristóbal) los entregará a las comunidades indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Satisfecho por haber ganado muchos "cómplices" en Chiapas; haciendo gala de humor al recordar sus peripecias en las carreteras del estado -no se le olvida la madrugada que viajó por el cerro de la Sepultura, frontera entre la costa y los valles centrales chiapanecos-, y emocionado por el caluroso público que asistió al concierto del viernes por la noche en San Cristóbal de las Casas, Sabina adelantó a La Jornada que en los próximos días habrá de depositar el dinero para apoyar a comunidades indígenas zapatistas.
"Todo será para los compas del EZLN. Nunca me imaginé venir a cantar contratado a Chiapas, Siempre soñé venir invitado por los zapatistas, cantarles a los compas, por eso ahora decidí que mis honorarios serán para ellos", reafirmó horas después de haber terminado el último de los tres conciertos, "el mejor de la gira", por tierras chiapanecas.
Por la costa, el valle y la sierra
Durante ocho días, Joaquín Sabina, poeta de lo cotidiano, de las causas perdidas y del desamor, recorrió por tierra unos 700 kilómetros de costa, valle y sierra de Chiapas. Su recorrido se inició en Tapachula, el lunes pasado, donde dio el primero de tres conciertos que el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas (Coneculta) y los ayuntamientos habían programado.
En Tapachula el subcomandante Marcos se quitó el pasamontañas ante Sabina y el rostro que apareció fue el de Pancho Varona, el hombre que puso música a la canción del líder zapatista Como un dolor de muelas, que se incluye en el más reciente disco de Sabina, Dímelo en la calle. Varona se llevó la primera noche en Chiapas.
Con un teatro lleno y un coro sorpresivo, Joaquín Sabina hizo un recorrido por su geografía musical durante las dos horas y media que duró el concierto en esta ciudad, considerada la más fronteriza del sureste mexicano.
Sabina no sólo le habló en la intimidad al público de Tapachula, al igual que al de Tuxtla y San Cristóbal, sino que haciendo gala de majestuosidad teatral transformó el escenario en una acogedora casa donde la intimidad de la sala y un caballito sacado de algún cuarto de niño lo acompañaron por las tres ciudades.
Fue la noche de Pancho Varona, el músico amigo de Sabina y ahora, dicen, también de Marcos, que de vez en vez recibió el halago del cantautor español y del público que se resistía a abandonar un teatro lleno.
En Tapachula, en Tuxtla y San Cristóbal, Sabina hizo un recorrido por su obra poética y musical, que inició en 1978 con la edición de su primer elepé llamado Inventario, pasando por canciones de su álbum Hotel dulce hotel o de su disco Mentiras piadosas para llegar a uno de sus mayores éxitos de ventas, Dímelo en la calle, disco que en dos meses vendió 200 mil copias.
En San Cristóbal de las Casas fue el último y más caluroso concierto del hombre nacido en un pequeño pueblo de España. Con un teatro a reventar y un coro formado por cientos de voces, Sabina interpretó Una canción para la Magdalena, en la que el cantautor llama a las prostitutas por su nombre más usado: la más señora de todas las putas/ la más puta de todas las señoras...
Como un dolor de muelas, letra del subcomandante Marcos y música de Pancho Varona, fue dedicada especialmente a las comunidades indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
19 días y 500 noches provocó gritos y piropos para el cantautor español; Calle melancolía hizo que una joven burlara la seguridad y subiera a besar al poeta del desamor; La del pirata cojo, Medias negras, Princesa/Barbi superestar y Nos sobran los motivos fueron coreadas una y otra vez durante las tres horas del concierto-espectáculo (una pieza de teatro con parlamentos musicales) de Joaquín Sabina.
El cierre del último concierto en Chiapas no pudo ser menos espectacular. Mariachi, marimba y el grupo del propio Sabina se fundieron en una sola voz para cantar la más famosa dentro de su repertorio: Y nos dieron las diez, las once, las doce y la una...(23 de noviembre de 2002).
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