Cada año que fallece muchos seres queridos sucumben. El 2011 no fue la excepción, se llevo amigos mexicanos, chiapanecos, cubanos, guatemalteco, colombianos y de otras latitudes del planeta.
Deseo de todo corazón que el 2012 no sea tan implacable con aquellos, como el maestro Miguel Ángel Granados Chapa, que vivió para hacer el bien y darnos a los que convivimos con él las herramientas perfectas para hacer periodismo: humildad, transparencia y un camuflaje contra la corrupción y el poder, en la política o en el periodismo, soberbio y avasallador.
A todos mi familia, conocidos, amigos y enemigos les deseo todo lo mejor en el 2012. Ojalá que el próximo año encontremos la ruta o rutero que nos conduzca a encontrar un México en paz, sin violencia; que desaparezcan las amenazas imperiales en el mundo y, sobre todo, que ser terrícola sea una forma inteligente de vivir la vida con plenitud.
¡Feliz año 2012!
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