lunes, 13 de septiembre de 2021

Cazamigrantes tricolores; hechos en México

 

Cazamigrantes tricolores; hechos en México






Tapachula, Chiapas.-En las últimas dos semanas miles de migrantes, la mayoría de Haití y Honduras, han conformado cuatro caravanas para salir de la ciudad de Tapachula, Chiapas, donde permanecen desde hace meses, desesperados, sin dinero ni posibilidad de trabajar.

En su intento por avanzar hacia el norte del país, las cuatro caravanas, se han topado con los violentos operativos que agentes del Instituto Nacional de Migración y cientos de elementos de la Guardia Nacional han organizado para capturarlos y contenerlos en Chiapas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha justificado la detención de migrantes centroamericanos con el argumento de que lo hacen para cuidarlos de los riesgos que pasan al transitar por territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.

Sin embargo, lo que se vive en la frontera sur mexicana es una cacería de migrantes que viola derechos humanos, que igual a la criticada política de Estados Unidos, también separa familias.

La llegada de migrantes a Tapachula no se detiene, las solicitudes de asilo se acumulan y los trámites se extienden a más de tres meses, provocando que algunos recurran a un coyote que los lleve al norte o a las redes de la corrupción para obtener su estancia legal en México y así poder avanzar.

Buscan concluir trámites migratorios en Tapachula, también buscan organizar la quinta caravana rumbo a Estados Unidos.

Irineo Mújica, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, denunció que el Gobierno de México expulsó ayer a 150 migrantes haitianos hacia Guatemala, luego de que cruzaron la frontera de forma indocumentada.

Agregó que los caribeños fueron capturados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional cerca de Tapachula, en el ejido San Nicolás Lagartero.

Las autoridades mexicanas condujeron a los migrantes hasta la frontera de Talismán, frontera con Guatemala. y se reportó que en la caravana iban cerca de 400 migrantes que habían caminado entre matorrales para evitar ser aprehendidos. Sin embargo, los guardias fronterizos lograron controlar el flujo migrante con más de 20 vehículos.

Los extranjeros se quedaron a 10 minutos de llegar a Tapachula, donde hay albergues para resguardar a migrantes de Centroamérica y el Caribe.

Mújica mencionó que de los aproximadamente 400 migrantes, muchos lograron escapar al monte y “sólo detuvieron a unas 150 (personas), sobre todo a familias con niños”.

Llamó a la Comisión Nacional de Derecho Humanos (CNDH) a tomar cartas en el asunto, ya que consideró que las autoridades nacionales están haciendo lo mismo que hace el gobierno de Estados Unidos, pero “más descarado”.

Denunció que se sigue utilizando la violencia para detener a los migrantes, por lo cual exigió que se respeten sus derechos humanos.

 

En tanto, un grupo de indocumentados salió de Tapachula y logró avanzar cerca de 20 kilómetros para llegar a la localidad de Huehuetán, donde seguirán su camino para dirigirse al municipio de Huixtla.

En Chiapas hay alrededor de 30,000 migrantes originarios de Haití, que, según las leyes migratorias mexicanas no reúnen las características para considerarse refugiados; sin embargo, no pueden ser deportados a su país, por la severa situación política por la que atraviesa y porque su nación no recibe repatriados.

La ciudad de Tapachula, Chiapas, así como el sistema de atención a solicitantes de refugio en México, están siendo colapsados por una avalancha de migrantes haitianos provenientes, principalmente de Brasil y Chile, a donde inicialmente llegaron en busca de trabajo, pero, al complicarse su plan de migración, decidieron emprender el viaje hacia Estados Unidos, aunque sólo pudieron llegar hasta la frontera sur mexicana, donde son contenidos por el gobierno.

De acuerdo con las leyes migratorias, los ciudadanos haitianos detenidos en Chiapas no reúnen las características para considerarse refugiados; sin embargo, no pueden ser deportados a su país, porque es considerado un Estado fallido, por la severa situación política por la que atraviesa y porque no recibe repatriados.

El problema es que se está generando una bomba de tiempo, ante las tensiones entre los habitantes de la ciudad y los migrantes, quienes se ven obligados a permanecer ahí, pues si la abandonan, caen en la situación legal de abandono del proceso de adjudicación de refugio.

Lo lamentable, es que viven en condiciones de alta marginación e insalubridad, debido a que son personas que no cuentan con recursos económicos, ni trabajo. Decenas lleva varios meses en esas condiciones y, en el mejor de los casos, deben esperar hasta principios del año siguiente para recibir alguna respuesta a su solicitud.

Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados Afromexicanos (CCDNAM), expuso que la historia de estas oleadas de migrantes haitianos se remonta a 2010, cuando ocurrió el terremoto de 7.0 grados en Haití, en el que más de 316,000 personas murieron, 1.5 millones quedaron sin hogar y más de 350,000 resultaron heridas.

En ese tiempo, miles de haitianos decidieron emigrar a Brasil atraídos por la demanda de mano de obra, principalmente para construir los estadios que luego se utilizaron en el mundial de Futbol de 2014.

Los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva, primero y luego el de Dilma Rousseff, alentaron la llegada de haitianos a su territorio.

La salida hacia Brasil fue un camino natural para los haitianos, después de que, desde 2004, Brasil asumió el control de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, luego de que el país cayó en caos tras la dimisión del presidente Jean Bertrand Aristide.

Metelus, quien además es un internacionalista originario de Haití naturalizado mexicano, explicó que, al igual que Lula y Rousseff, los gobiernos encabezados por Hugo Chávez, en Venezuela, Evo Morales, en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, abrieron las puertas de sus países como una forma de agradecimiento a los antiguos haitianos que lucharon con Simón Bolívar por la independencia de países del sur del continente.

Algunos cálculos señalan que Brasil habría recibido más de 180,000 migrantes haitianos, Chile más de 100,000; Venezuela, 50,000; Bolivia 25,000 y Ecuador más de 20,000. Paralelamente Estados Unidos había concedido facilidades para que los haitianos ingresaran a su territorio. En 2014 la diáspora haitiana se calculó en dos millones de personas, tanto a Europa y América.

Con la salida de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil, en 2016, concluyeron los apoyos sociales a los migrantes haitianos, lo cual ocasionó la salida de decenas de ellos con la intención de llegar a Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales celebradas el 8 de noviembre de ese año, con el fin de ingresar antes de que llegara Donald Trump a la presidencia, lo que ocurrió en enero de 2017.

Es por ello que, en 2016, llegó a la frontera sur de México un primer grupo de haitianos. Eran alrededor de 500, lo cual fue un escándalo en Tapachula, particularmente por motivos racistas: eran negros que, además no hablaban español.

De acuerdo con el activista Metelus, el presidente Enrique Peña Nieto tenía información de que llegarían muchos más haitianos porque el presidente Barack Obama lo alertó.

El gobierno mexicano les otorgó visas por 20 días para que cruzaran el país y así llegaran hasta la frontera con Estados Unidos, cruzaron por Tijuana y terminó la historia.

Esa noticia motivó a miles de haitianos asentados en Sudamérica a ponerse en camino hacia el norte y comenzaron a llegar a la frontera sur mexicana.

Hasta antes de noviembre de 2016, Estados Unidos dejó entrar a más de 300. No obstante, decidió cerrar la puerta.

Con la llegada del presidente Trump a la presidencia estadounidense, el gobierno endureció su política migratoria y ocasionó que los haitianos comenzaran a quedar varados en México.

Muchos de ellos se instalaron en Tijuana, Mexicali y en, en menor medida, en algunos municipios fronterizos de Tamaulipas. Se calcula que en la frontera norte hay alrededor de 7,000 haitianos. La amplia mayoría en Baja California.

En 2018, la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México generó nuevamente expectativas entre los haitianos en el camino debido a sus pronunciamientos en el sentido de que aquí se les trataría bien a los migrantes.

Ello, aunado a que en los primeros cuatro meses de gobierno concedió más de 22,000 visas humanitarias a migrantes varados en la frontera sur, motivó que vinieran más.

Pero la situación dio un vuelco. En junio de 2019, el gobierno mexicano pactó con el gobierno del presidente Trump para contener a los migrantes en México a cambio de que no le impusieran aranceles en sectores económicos específicos.

Eso generó la concentración de haitianos y migrantes de otras nacionalidades en Tapachula. Actualmente se calcula que hay alrededor de 30,000 haitianos varados en aquella ciudad chiapaneca, donde la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se ha visto rebasada ante la altísima demanda de refugio.

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, en enero de 2021, pactó con el presidente López Obrador. En esta ocasión, destacó Wilner Metelus, el trato fue vacunas para México a cambio de seguir conteniendo a los migrantes.

El problema es que los haitianos, como los demás migrantes varados en Tapachula han comenzado a desesperarse y decidido salir con la intención de buscar empleo en algún estado del centro o norte del país. Saben que es prácticamente imposible ingresar a Estados Unidos.

Metelus denunció que los haitianos son más discriminados que los demás migrantes por el color de su piel. Dijo que “Tapachula se ha convertido en un infierno” por las precarias condiciones en las que se encuentran, los abusos de que son objeto por parte de las autoridades y de los traficantes de indocumentados, que son los únicos que han salido ganando de esa tragedia. Además, llamó la atención sobre el silencio de la sociedad mexicana ante esa situación.

La situación descrita por Wilner Metelus coincide con las cifras reportadas por la Comar, según las cuales, la avalancha de migrantes haitianos en Tapachula se ha incrementado considerablemente en los últimos meses.

Según sus estadísticas, en enero de 2021 representaban 9.95% de los solicitantes de refugio en el sur del país. En febrero la cifra se incrementó a 10.24%; en marzo pasó a 17.77%; en abril a 32.54%; en mayo, 47.21%; junio, 32.7%; julio, 43% y en agosto subió a 63.17 por ciento.

Tapachula se ha convertido en una verdadera torre de Babel. Este año se han registrado migrantes procedentes de 73 países, aunque más de 95% son originarios de seis naciones.

Al observar los registros, llama la atención que durante los últimos ocho años los hondureños eran los que encabezaban la lista de migrantes que arribaban a Tapachula; sin embargo, a partir del año pasado, la llegada de haitianos se ha incrementado considerablemente. Actualmente son el segundo grupo más grande, pero también son el que se ha incrementado considerablemente más que cualquier otro. Hoy el triple de los que llegaron el año pasado.

Andrés Ramírez, titular de la Comar, precisó que entre 2013 y 2018 el número de solicitantes de refugio haitianos fue 614, para 2019 la cifra llegó a 5,539; en 2020 se registraron 5,957 y desde enero a agosto de 2021 fueron 18,883.

Y es que México vive la cuarta oleada de refugiados de diferentes países de manera sostenida desde 2013, cuando se registraron 1,296 solicitudes de refugio.

En 2019 la cifra se incrementó a 70,423; en 2020 bajó a 41,155 y, de enero a agosto de 2021, van 77,559 solicitantes (10% de todo 2019) y se espera que para diciembre la cifra supere los 110,000, lo cual será un récor.

La investigadora del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, Dolores París Pombo, expuso que lo que ocurre en Tapachula es una crisis humanitaria y se debe abordar como tal, es decir, haciendo un programa emergente para atender a los migrantes haitianos varados en ese lugar.

Lo que hace falta, dijo, es el diseño e implementación de una política pública para atender a los migrantes, pues en la medida que crece la crisis, queda de manifiesto la incapacidad del gobierno.

En su opinión, es sorprendente que el gobierno mexicano no haya dado una respuesta humanitaria ante la situación insostenible que impera en Tapachula, que es una ciudad totalmente rebasada por el número de migrantes que ahí se encuentran.

Expuso que México ha llegado al absurdo de expulsar a muchos haitianos a Guatemala, donde evidentemente lo que hacen es volver a meterse a territorio mexicano.

Dado la emergencia humanitaria que hay, consideró París Pombo, lo que se debe hacer es implementar un programa emergente de visas humanitarias, independientemente del tipo de migración que se trate.

Recordó que la ley de migración mexicana contempla una serie de figuras, incluidas las que aplican cuando los migrantes tienen las características que hoy reúnen los haitianos.

Expuso que, si bien el trámite para la otorgación de la visa humanitaria es tardado, se les podría otorgar formas migratorias múltiples, por lo menos para que tengan un documento de estancia legal en el país, con el que se puedan trasladar a otras entidades, donde haya condiciones para recibirlos. Incluso eso no sólo debería aplicar a todos los que están varados en Chiapas.

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Fuente: El Economista y Latinus.

Edición: Juan Balboa

13 septiembre 2021.

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