Cazamigrantes
tricolores; hechos en México
Tapachula,
Chiapas.-En las últimas dos semanas miles de migrantes, la mayoría de Haití y
Honduras, han conformado cuatro caravanas para salir de la ciudad de Tapachula,
Chiapas, donde permanecen desde hace meses, desesperados, sin dinero ni
posibilidad de trabajar.
En su
intento por avanzar hacia el norte del país, las cuatro caravanas, se han
topado con los violentos operativos que agentes del Instituto Nacional de
Migración y cientos de elementos de la Guardia Nacional han organizado para
capturarlos y contenerlos en Chiapas.
El
presidente Andrés Manuel López Obrador ha justificado la detención de migrantes
centroamericanos con el argumento de que lo hacen para cuidarlos de los riesgos
que pasan al transitar por territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.
Sin embargo,
lo que se vive en la frontera sur mexicana es una cacería de migrantes que
viola derechos humanos, que igual a la criticada política de Estados Unidos,
también separa familias.
La llegada
de migrantes a Tapachula no se detiene, las solicitudes de asilo se acumulan y
los trámites se extienden a más de tres meses, provocando que algunos recurran
a un coyote que los lleve al norte o a las redes de la corrupción para obtener
su estancia legal en México y así poder avanzar.
Buscan
concluir trámites migratorios en Tapachula, también buscan organizar la quinta
caravana rumbo a Estados Unidos.
Irineo
Mújica, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, denunció que el
Gobierno de México expulsó ayer a 150 migrantes haitianos hacia Guatemala,
luego de que cruzaron la frontera de forma indocumentada.
Agregó que
los caribeños fueron capturados por agentes del Instituto Nacional de Migración
(INM) y de la Guardia Nacional cerca de Tapachula, en el ejido San Nicolás
Lagartero.
Las
autoridades mexicanas condujeron a los migrantes hasta la frontera de Talismán,
frontera con Guatemala. y se reportó que en la caravana iban cerca de 400
migrantes que habían caminado entre matorrales para evitar ser aprehendidos.
Sin embargo, los guardias fronterizos lograron controlar el flujo migrante con
más de 20 vehículos.
Los
extranjeros se quedaron a 10 minutos de llegar a Tapachula, donde hay albergues
para resguardar a migrantes de Centroamérica y el Caribe.
Mújica
mencionó que de los aproximadamente 400 migrantes, muchos lograron escapar al
monte y “sólo detuvieron a unas 150 (personas), sobre todo a familias con
niños”.
Llamó a la
Comisión Nacional de Derecho Humanos (CNDH) a tomar cartas en el asunto, ya que
consideró que las autoridades nacionales están haciendo lo mismo que hace el
gobierno de Estados Unidos, pero “más descarado”.
Denunció que
se sigue utilizando la violencia para detener a los migrantes, por lo cual
exigió que se respeten sus derechos humanos.
En tanto, un
grupo de indocumentados salió de Tapachula y logró avanzar cerca de 20
kilómetros para llegar a la localidad de Huehuetán, donde seguirán su camino
para dirigirse al municipio de Huixtla.
En Chiapas
hay alrededor de 30,000 migrantes originarios de Haití, que, según las leyes
migratorias mexicanas no reúnen las características para considerarse
refugiados; sin embargo, no pueden ser deportados a su país, por la severa
situación política por la que atraviesa y porque su nación no recibe
repatriados.
La ciudad de
Tapachula, Chiapas, así como el sistema de atención a solicitantes de refugio
en México, están siendo colapsados por una avalancha de migrantes haitianos
provenientes, principalmente de Brasil y Chile, a donde inicialmente llegaron
en busca de trabajo, pero, al complicarse su plan de migración, decidieron
emprender el viaje hacia Estados Unidos, aunque sólo pudieron llegar hasta la
frontera sur mexicana, donde son contenidos por el gobierno.
De acuerdo
con las leyes migratorias, los ciudadanos haitianos detenidos en Chiapas no
reúnen las características para considerarse refugiados; sin embargo, no pueden
ser deportados a su país, porque es considerado un Estado fallido, por la
severa situación política por la que atraviesa y porque no recibe repatriados.
El problema
es que se está generando una bomba de tiempo, ante las tensiones entre los
habitantes de la ciudad y los migrantes, quienes se ven obligados a permanecer
ahí, pues si la abandonan, caen en la situación legal de abandono del proceso
de adjudicación de refugio.
Lo
lamentable, es que viven en condiciones de alta marginación e insalubridad,
debido a que son personas que no cuentan con recursos económicos, ni trabajo.
Decenas lleva varios meses en esas condiciones y, en el mejor de los casos,
deben esperar hasta principios del año siguiente para recibir alguna respuesta
a su solicitud.
Wilner
Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados
Afromexicanos (CCDNAM), expuso que la historia de estas oleadas de migrantes
haitianos se remonta a 2010, cuando ocurrió el terremoto de 7.0 grados en
Haití, en el que más de 316,000 personas murieron, 1.5 millones quedaron sin
hogar y más de 350,000 resultaron heridas.
En ese
tiempo, miles de haitianos decidieron emigrar a Brasil atraídos por la demanda
de mano de obra, principalmente para construir los estadios que luego se
utilizaron en el mundial de Futbol de 2014.
Los
gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva, primero y luego el de Dilma Rousseff,
alentaron la llegada de haitianos a su territorio.
La salida
hacia Brasil fue un camino natural para los haitianos, después de que, desde
2004, Brasil asumió el control de la Misión de Estabilización de las Naciones
Unidas en Haití (Minustah, luego de que el país cayó en caos tras la dimisión
del presidente Jean Bertrand Aristide.
Metelus,
quien además es un internacionalista originario de Haití naturalizado mexicano,
explicó que, al igual que Lula y Rousseff, los gobiernos encabezados por Hugo
Chávez, en Venezuela, Evo Morales, en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile,
abrieron las puertas de sus países como una forma de agradecimiento a los
antiguos haitianos que lucharon con Simón Bolívar por la independencia de
países del sur del continente.
Algunos
cálculos señalan que Brasil habría recibido más de 180,000 migrantes haitianos,
Chile más de 100,000; Venezuela, 50,000; Bolivia 25,000 y Ecuador más de
20,000. Paralelamente Estados Unidos había concedido facilidades para que los
haitianos ingresaran a su territorio. En 2014 la diáspora haitiana se calculó
en dos millones de personas, tanto a Europa y América.
Con la
salida de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil, en 2016, concluyeron los
apoyos sociales a los migrantes haitianos, lo cual ocasionó la salida de
decenas de ellos con la intención de llegar a Estados Unidos antes de las
elecciones presidenciales celebradas el 8 de noviembre de ese año, con el fin
de ingresar antes de que llegara Donald Trump a la presidencia, lo que ocurrió
en enero de 2017.
Es por ello
que, en 2016, llegó a la frontera sur de México un primer grupo de haitianos.
Eran alrededor de 500, lo cual fue un escándalo en Tapachula, particularmente
por motivos racistas: eran negros que, además no hablaban español.
De acuerdo
con el activista Metelus, el presidente Enrique Peña Nieto tenía información de
que llegarían muchos más haitianos porque el presidente Barack Obama lo alertó.
El gobierno
mexicano les otorgó visas por 20 días para que cruzaran el país y así llegaran
hasta la frontera con Estados Unidos, cruzaron por Tijuana y terminó la
historia.
Esa noticia
motivó a miles de haitianos asentados en Sudamérica a ponerse en camino hacia
el norte y comenzaron a llegar a la frontera sur mexicana.
Hasta antes
de noviembre de 2016, Estados Unidos dejó entrar a más de 300. No obstante,
decidió cerrar la puerta.
Con la
llegada del presidente Trump a la presidencia estadounidense, el gobierno
endureció su política migratoria y ocasionó que los haitianos comenzaran a
quedar varados en México.
Muchos de
ellos se instalaron en Tijuana, Mexicali y en, en menor medida, en algunos
municipios fronterizos de Tamaulipas. Se calcula que en la frontera norte hay
alrededor de 7,000 haitianos. La amplia mayoría en Baja California.
En 2018, la
llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México generó
nuevamente expectativas entre los haitianos en el camino debido a sus
pronunciamientos en el sentido de que aquí se les trataría bien a los
migrantes.
Ello, aunado
a que en los primeros cuatro meses de gobierno concedió más de 22,000 visas
humanitarias a migrantes varados en la frontera sur, motivó que vinieran más.
Pero la
situación dio un vuelco. En junio de 2019, el gobierno mexicano pactó con el
gobierno del presidente Trump para contener a los migrantes en México a cambio
de que no le impusieran aranceles en sectores económicos específicos.
Eso generó
la concentración de haitianos y migrantes de otras nacionalidades en Tapachula.
Actualmente se calcula que hay alrededor de 30,000 haitianos varados en aquella
ciudad chiapaneca, donde la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se
ha visto rebasada ante la altísima demanda de refugio.
Con la
llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, en enero de 2021,
pactó con el presidente López Obrador. En esta ocasión, destacó Wilner Metelus,
el trato fue vacunas para México a cambio de seguir conteniendo a los
migrantes.
El problema
es que los haitianos, como los demás migrantes varados en Tapachula han
comenzado a desesperarse y decidido salir con la intención de buscar empleo en
algún estado del centro o norte del país. Saben que es prácticamente imposible
ingresar a Estados Unidos.
Metelus
denunció que los haitianos son más discriminados que los demás migrantes por el
color de su piel. Dijo que “Tapachula se ha convertido en un infierno” por las
precarias condiciones en las que se encuentran, los abusos de que son objeto
por parte de las autoridades y de los traficantes de indocumentados, que son
los únicos que han salido ganando de esa tragedia. Además, llamó la atención
sobre el silencio de la sociedad mexicana ante esa situación.
La situación
descrita por Wilner Metelus coincide con las cifras reportadas por la Comar,
según las cuales, la avalancha de migrantes haitianos en Tapachula se ha
incrementado considerablemente en los últimos meses.
Según sus
estadísticas, en enero de 2021 representaban 9.95% de los solicitantes de
refugio en el sur del país. En febrero la cifra se incrementó a 10.24%; en
marzo pasó a 17.77%; en abril a 32.54%; en mayo, 47.21%; junio, 32.7%; julio,
43% y en agosto subió a 63.17 por ciento.
Tapachula se
ha convertido en una verdadera torre de Babel. Este año se han registrado
migrantes procedentes de 73 países, aunque más de 95% son originarios de seis
naciones.
Al observar
los registros, llama la atención que durante los últimos ocho años los
hondureños eran los que encabezaban la lista de migrantes que arribaban a
Tapachula; sin embargo, a partir del año pasado, la llegada de haitianos se ha
incrementado considerablemente. Actualmente son el segundo grupo más grande,
pero también son el que se ha incrementado considerablemente más que cualquier
otro. Hoy el triple de los que llegaron el año pasado.
Andrés
Ramírez, titular de la Comar, precisó que entre 2013 y 2018 el número de
solicitantes de refugio haitianos fue 614, para 2019 la cifra llegó a 5,539; en
2020 se registraron 5,957 y desde enero a agosto de 2021 fueron 18,883.
Y es que
México vive la cuarta oleada de refugiados de diferentes países de manera
sostenida desde 2013, cuando se registraron 1,296 solicitudes de refugio.
En 2019 la
cifra se incrementó a 70,423; en 2020 bajó a 41,155 y, de enero a agosto de
2021, van 77,559 solicitantes (10% de todo 2019) y se espera que para diciembre
la cifra supere los 110,000, lo cual será un récor.
La
investigadora del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la
Frontera Norte, Dolores París Pombo, expuso que lo que ocurre en Tapachula es
una crisis humanitaria y se debe abordar como tal, es decir, haciendo un
programa emergente para atender a los migrantes haitianos varados en ese lugar.
Lo que hace
falta, dijo, es el diseño e implementación de una política pública para atender
a los migrantes, pues en la medida que crece la crisis, queda de manifiesto la
incapacidad del gobierno.
En su
opinión, es sorprendente que el gobierno mexicano no haya dado una respuesta
humanitaria ante la situación insostenible que impera en Tapachula, que es una
ciudad totalmente rebasada por el número de migrantes que ahí se encuentran.
Expuso que
México ha llegado al absurdo de expulsar a muchos haitianos a Guatemala, donde
evidentemente lo que hacen es volver a meterse a territorio mexicano.
Dado la
emergencia humanitaria que hay, consideró París Pombo, lo que se debe hacer es
implementar un programa emergente de visas humanitarias, independientemente del
tipo de migración que se trate.
Recordó que
la ley de migración mexicana contempla una serie de figuras, incluidas las que
aplican cuando los migrantes tienen las características que hoy reúnen los
haitianos.
Expuso que,
si bien el trámite para la otorgación de la visa humanitaria es tardado, se les
podría otorgar formas migratorias múltiples, por lo menos para que tengan un
documento de estancia legal en el país, con el que se puedan trasladar a otras
entidades, donde haya condiciones para recibirlos. Incluso eso no sólo debería
aplicar a todos los que están varados en Chiapas.
Multimedios
Ámbar
Al pie
del Cañón
RunRún
Fuente: El
Economista y Latinus.
Edición:
Juan Balboa
13 septiembre
2021.
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