Juan Balboa
Hace exactamente 50 años, Ernesto
Guevara de la Serna (Rosario, Argentina,14 de junio de 1928 / La Higuera,
Bolivia, 9 de octubre de 1967), mejor conocido como el “Che”, fue asesinado en
el alejado y pequeño pueblo polvoso de La Higuera.
La vida política y militar del “Che”,
después del triunfo de la revolución cubana -en particular África y América del
Sur-, atrajo la mirada de escritores e intelectuales de todo el mundo. Los
documentos sobre su estancia en países de África y, en especial, Bolivia fue
siempre un preciado botín para escritores.
Los mexicanos no fueron la excepción.
A principios de los noventa dos
prestigiados escritores de México se lanzaron a la aventura de investigar con minuciosidad
las etapas más importantes del llamado guerrillero heroico. De estas aventuras
nacieron dos libros: el primero “La vida en rojo” de Jorge G. Castañeda; el
segundo “Ernesto Guevara, también conocido como El Che” de Paco Ignacio Taibo II.
La crítica favoreció a la obra de Paco
Ignacio II, la cual es juzgada como una “completísima biografía considerada
como la mejor editada sobre la vida del Che”, dejando en el olvido el libro del
ex canciller Jorge G. Castañeda. Coincido plenamente con la crítica y soy un
enamorado de la biografía escrita por Paco Ignacio II.
Existe una gran ventaja de Paco Ignacio
Taibo II sobre Jorge G. Castañeda. Los estilos son diferentes, pero son aún más
diferentes los contactos que tenía cada uno en La Habana para lograr obtener
los documentos guardados con gran celo por el gobierno de La Habana.
Paco Ignacio Taibo II logró que el
gobierno cubano del entonces presidente Fidel Castro le permitiera acceso
algunos documentos confidenciales del Che, le autorizo vía libre para poder
entrevistar a personajes claves y lo contacto con otras fuentes de información
pocas conocidas.
Jorge G. Castañeda no tuvo la misma
suerte, tenía todo en contra a las circunstancias favorables de Taibo II. Al ex
canciller mexicano no se le permitió tener en sus manos los documentos que
solicitaba, menos a tener acceso a fuentes claves en la vida del Che. Castañeda
siempre piso terreno minado y voló con viento de cola.
Me tocó vivir de muchas formas la
historia de Jorge G. Castañeda en La Habana. Platico una de ellas, claves para
entender el por qué el gobierno cubano le negó toda documentación de la vida
personal, política y militar de Ernesto “Che” Guevara.
Ningún
documento a Castañeda: Piñeiro
Sentado en un taburete de su casa, Manuel
Piñeiro, uno de los hombres más cercanos a Fidel Castro y quien fuera el
principal estratega de los movimientos revolucionarios en países del Sur y Centro
América, fumaba un puro y tomaba un café cubano. Era difícil ver en su rostro
alguna preocupación, pero ese día no pudo resistir la pregunta al periodista
mexicano: “¿Difícil confiar en Jorge Castañeda?”.
-¿Por qué me lo pregunta?, inquirí a
Piñeiro, el hombre que diseño y puso en práctica la inteligencia y
contrainteligencia del gobierno cubano y fue perseguido toda su vida por la
CIA.
-Porque quiere los documentos del Che
que tiene nuestro gobierno. Quiere todo. No se le dará nada, ni un papel, lo
consideramos un hombre más cercano a Estados Unidos que a Cuba.
-¿Están seguros?, insistí.
La respuesta fue más que contundente:
-No sólo estamos seguro, tenemos
información de contrainteligencia de nuestra gente en Estados Unidos de las
actividades de Castañeda con altos funcionarios del gobierno estadounidenses
dedicados a las campañas en contra de nuestro país y de sus encuentros con
cubanos americanos dedicados agredir y organizar atentados a Cuba.
Eran los primeros años de los noventa,
Jorge Castañeda recorría avenidas y calles de La Habana tratando de convencer
al gobierno cubano, entre ellos al propio Piñeiro, de tener acceso a los
archivos de Ernesto “Che” Guevara que cuba custodia como si fuera un tesoro.
El gobierno de Fidel Castro decidió no
entregarle ni una sola hoja de los tesoros del Che. Le hizo ver que su cercana
amistad con Washington generaba una gran desconfianza. Castañeda regresó a
México sin el archivo del Che que habría de servir para su libro que más tarde
publicó, pero fortaleció su alejamiento de una revolución que defendió años
atrás.
El ex subsecretario de Relaciones Exteriores,
Gustavo Arugas, ya fallecido, me dijo en una entrevista realizada en la Ciudad de México que la
transformación de Castañeda hacia la izquierda, hacia el comunismo, hacia los
revolucionarios en América Latina y Cuba, se fue modificando por episodios.
Esas diferencias, recordaba, empezaron a
partir del libro de Castañeda que se llama “Utopía desarmada”, el cual narraba
la historia de la revolución en América Latina en donde deja ver como que hay
una responsabilidad de la revolución cubana -Fidel Castro en particular- en el
fracaso de los movimientos revolucionarios de América del Sur.
Y entonces, remata en aquella entrevista
el sub secretario de Relaciones Exteriores, se fueron sus antiguos amigos,
dejaron solo a Castañeda. “Nunca le dieron acceso a los documentos del Che, pero
sí le dieron a otros autores mexicanos como a Paco Ignacio Taibo II, quien tuvo
en sus manos los documentos del Che en su periplo por África, hasta ese momento
desconocidos”. (JBC).
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