lunes, 9 de octubre de 2017

Entre fronteras: Los documentos del Che negados a Castañeda




Juan Balboa

Hace exactamente 50 años, Ernesto Guevara de la Serna (Rosario, Argentina,14 de junio de 1928 / La Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967), mejor conocido como el “Che”, fue asesinado en el alejado y pequeño pueblo polvoso de La Higuera.

La vida política y militar del “Che”, después del triunfo de la revolución cubana -en particular África y América del Sur-, atrajo la mirada de escritores e intelectuales de todo el mundo. Los documentos sobre su estancia en países de África y, en especial, Bolivia fue siempre un preciado botín para escritores.

Los mexicanos no fueron la excepción.

A principios de los noventa dos prestigiados escritores de México se lanzaron a la aventura de investigar con minuciosidad las etapas más importantes del llamado guerrillero heroico. De estas aventuras nacieron dos libros: el primero “La vida en rojo” de Jorge G. Castañeda; el segundo “Ernesto Guevara, también conocido como El Che” de Paco Ignacio Taibo II.



La crítica favoreció a la obra de Paco Ignacio II, la cual es juzgada como una “completísima biografía considerada como la mejor editada sobre la vida del Che”, dejando en el olvido el libro del ex canciller Jorge G. Castañeda. Coincido plenamente con la crítica y soy un enamorado de la biografía escrita por Paco Ignacio II.

Existe una gran ventaja de Paco Ignacio Taibo II sobre Jorge G. Castañeda. Los estilos son diferentes, pero son aún más diferentes los contactos que tenía cada uno en La Habana para lograr obtener los documentos guardados con gran celo por el gobierno de La Habana.

Paco Ignacio Taibo II logró que el gobierno cubano del entonces presidente Fidel Castro le permitiera acceso algunos documentos confidenciales del Che, le autorizo vía libre para poder entrevistar a personajes claves y lo contacto con otras fuentes de información pocas conocidas.

Jorge G. Castañeda no tuvo la misma suerte, tenía todo en contra a las circunstancias favorables de Taibo II. Al ex canciller mexicano no se le permitió tener en sus manos los documentos que solicitaba, menos a tener acceso a fuentes claves en la vida del Che. Castañeda siempre piso terreno minado y voló con viento de cola.

Me tocó vivir de muchas formas la historia de Jorge G. Castañeda en La Habana. Platico una de ellas, claves para entender el por qué el gobierno cubano le negó toda documentación de la vida personal, política y militar de Ernesto “Che” Guevara.

Ningún documento a Castañeda: Piñeiro

Sentado en un taburete de su casa, Manuel Piñeiro, uno de los hombres más cercanos a Fidel Castro y quien fuera el principal estratega de los movimientos revolucionarios en países del Sur y Centro América, fumaba un puro y tomaba un café cubano. Era difícil ver en su rostro alguna preocupación, pero ese día no pudo resistir la pregunta al periodista mexicano: “¿Difícil confiar en Jorge Castañeda?”. 


-¿Por qué me lo pregunta?, inquirí a Piñeiro, el hombre que diseño y puso en práctica la inteligencia y contrainteligencia del gobierno cubano y fue perseguido toda su vida por la CIA.

-Porque quiere los documentos del Che que tiene nuestro gobierno. Quiere todo. No se le dará nada, ni un papel, lo consideramos un hombre más cercano a Estados Unidos que a Cuba.

-¿Están seguros?, insistí.

La respuesta fue más que contundente:

-No sólo estamos seguro, tenemos información de contrainteligencia de nuestra gente en Estados Unidos de las actividades de Castañeda con altos funcionarios del gobierno estadounidenses dedicados a las campañas en contra de nuestro país y de sus encuentros con cubanos americanos dedicados agredir y organizar atentados a Cuba.

Eran los primeros años de los noventa, Jorge Castañeda recorría avenidas y calles de La Habana tratando de convencer al gobierno cubano, entre ellos al propio Piñeiro, de tener acceso a los archivos de Ernesto “Che” Guevara que cuba custodia como si fuera un tesoro.

El gobierno de Fidel Castro decidió no entregarle ni una sola hoja de los tesoros del Che. Le hizo ver que su cercana amistad con Washington generaba una gran desconfianza. Castañeda regresó a México sin el archivo del Che que habría de servir para su libro que más tarde publicó, pero fortaleció su alejamiento de una revolución que defendió años atrás. 

El ex subsecretario de Relaciones Exteriores, Gustavo Arugas, ya fallecido, me dijo en una entrevista realizada en la Ciudad de México que la transformación de Castañeda hacia la izquierda, hacia el comunismo, hacia los revolucionarios en América Latina y Cuba, se fue modificando por episodios.

Esas diferencias, recordaba, empezaron a partir del libro de Castañeda que se llama “Utopía desarmada”, el cual narraba la historia de la revolución en América Latina en donde deja ver como que hay una responsabilidad de la revolución cubana -Fidel Castro en particular- en el fracaso de los movimientos revolucionarios de América del Sur.

Y entonces, remata en aquella entrevista el sub secretario de Relaciones Exteriores, se fueron sus antiguos amigos, dejaron solo a Castañeda. “Nunca le dieron acceso a los documentos del Che, pero sí le dieron a otros autores mexicanos como a Paco Ignacio Taibo II, quien tuvo en sus manos los documentos del Che en su periplo por África, hasta ese momento desconocidos”. (JBC).

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