No conozco a una sola persona que no le ponga Mucho Corazón
cada hora, cada día, cada semana, cada mes de cada año; así lo viví y lo vi en todo el 2015: con
Mucho Corazón, pero en el 2016 necesitamos: ¡Mucho, pero Mucho Corazón!
El Corazón es el motor de nuestro cuerpo, bombea la vida a
través de nuestros caminos, nos impulsa al amor y nos hace transforma en el
sexo; es el tic tac de nuestra mapa del vivir, pues no deja de latir como un
reloj para que crucemos la frontera del 31 de diciembre de cada año; el Corazón
es la luz de nuestras vidas; es en sí la frontera entre la vida y la muerte.
El Corazón no envejece, envejecemos nosotros. Cierto, los
años no perdonan, los años pasan y todos pensamos que nos vamos poniendo
viejos. No creo en la vejez, ignoro a la mujer u hombre que piensa en la vejez:
es peor cuando piensa que ya está vieja o viejo porque termina un año, como hoy
que muere el 2015 y nace el 2016.
A toda mi familia por donde caminen como arrieros en el
mundo; a mis amigas, amigos -¡¿y por qué
no?!- a mis enemigos les deseo todo el bien, todo lo mejor del cielo y la
tierra, porque en esta vida muchos no saben
si en el 2016 nacieron o murieron, ellas y ellos son los que no tienen un ¡Gran,
Grande, Grandote Corazón!
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