Juan Balboa
Son dos presidentes de la República con dos visiones
diferentes sobre qué hacer con la Colonia Penal Federal de las Islas Marías, una
de las cárceles más famosas por su negro historial, pero sobre todo porque fue
pensada y diseñada por el gobierno de Porfirio Díaz (1905) para castigar a sus
enemigos políticos.
El ahora ex presidente Vicente Fox –se desempeñó como
mandatario mexicano del 1 de diciembre de 2000 al 30 de noviembre de 2006-
intentó hacer de las Islas Marías un Penal “con sello internacional y de
pastoral penitenciaria” única en el mundo, “por ser la única colonia penal que
ofrece, por su misma estructura, oportunidades objetivas para la rehabilitación
social y no el castigo.
Si desaparece el penal Islas Marías desaparecería también,
decían, la marca mundial que esta fórmula penitenciaria representa para México.
El actual presidente de la República Andrés Manuel López
Obrador tiene un proyecto totalmente diferente que ya puso en marcha. López Obrador convertirá al Penal de
Islas Marías en el Centro de Educación Ambiental y Capacitación de Niños y
Jóvenes “Muros de Agua-José Revueltas”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, el lunes pasado, como acto simbólico de los
primeros 100 días de su Gobierno el cierre del penal federal de las Islas
Marías.
¿Pero cómo vivían los presos en la colonia de las Islas
Marías?
Cuando gobernaba Vicente Fox visite el Penal de las Islas
Marías. Realmente me sorprendió que los presos hacían su vida cotidiana como si
estuvieran en cualquier pueblo de México. Comparto la crónica que escribí en el
2004 y fue publicado por el periódico La Jornada.
JUAN BALBOA ENVIADO
Islas Marías, 16 de diciembre. De las entrañas del avión
turbohélice-caza de la Secretaria de Seguridad Pública a tierra firme del
pequeño aeropuerto de Balleto no hay más de siete metros. Esa distancia se convirtió
para José Luis Alcalá Equihua y los otros 98 nuevos internos provenientes de
cárceles de Sonora y Tamaulipas en el paso entre el infierno y la gloria.
En el trayecto de siete metros sus manos quedaron libres de
esposas y las rejas de los cárceles de Nogales, Altamira, Matamoros, Nuevo
Laredo y Ciudad Victoria se transformaron, como recordó el doctor Carlos
Tornero Díaz, comisionado del órgano administrativo de Prevención y
Readaptación, en muros de agua, los mismos que describió el escritor José
Revueltas, preso en esta isla en los años 30.
A las 11:45 de este jueves ingresaron a la Colonia Penal
Federal Islas Marías los últimos 20 de 99 internos que fueron trasladados en la
primera etapa de la reactivación de ésta que fue una de las cárceles más
famosas por su negro historial, pero sobre todo porque fue pensada y diseñada
por el gobierno de Porfirio Díaz para castigar a sus enemigos políticos.
Los primeros presos fueron trabajadores de Río Blanco y
Cananea y, desde luego, los de la Revolución de 1910, de la guerra cristera y
de los movimientos de los 30.
A las 12 en punto descendió del avión Carlos Arabel Montaño
Torres, el primero del último grupo de 99 presos que iniciaron vida en las
islas Marías. Un oficial gritaba los apellidos del preso: "Ruiz
Velázquez", y este contestaba con su nombre: "Carlos", y de
inmediato era despojado de las esposas .
Ese fue el procedimiento para los 20 internos del Cereso de
Hermosillo, Sonora. Luego vendrían las advertencias y los consejos del director
del penal, Rubén Beltrán: "dan inicio a una nueva vida, una nueva vida con
libertad reglamentada; aprovechen esta oportunidad que es única."
La vida en Islas Marías es singular. Es un pequeño pueblo de
internos que tienen facilidades de movimiento y trabajo, pero cuya libertad
depende de no violar el reglamento, no alterar el orden y respetar a cada uno
de los custodios desarmados.
El 2005 será el centenario del penal Islas Marías, ubicado en
la isla mayor del archipiélago en el Pacífico mexicano. Durante más de 60 años
los jesuitas han acompañado a los presos. El sacerdote Francisco Ornelas
recuerda que en los 100 años de existencia, la isla ha albergado a casi 29 mil
presos.
El jesuita hace referencia a un encuentro internacional de
pastoral penitenciaria en Rusia, en donde, dijo, se confirmó que este penal es
considerado una experiencia única en el mundo, por ser la única colonia penal
que ofrece, por su misma estructura, oportunidades objetivas para la
rehabilitación social. Por ser la única en la que el énfasis está
auténticamente puesto en la rehabilitación y no en el castigo.
"Soy capellán del penal desde hace casi un año. Muy
pronto recorrí todos los campamentos de los internos en la isla María Madre, de
140 kilómetros cuadrados. Desde los campamentos emplazados al sur-suroeste de
la isla se ve, casi al alcance de la mano, la isla María Magdalena, de 84
kilómetros cuadrados. Cuando está claro aparece, algo más al sur, la sombra de
la pequeña isla María Cleofas, de menos de 30 kilómetros cuadrados".
Si desaparece el penal Islas Marías desaparecería también,
según el sacerdote, la marca mundial que esta fórmula penitenciaria representa
para México.
Ahora, según el secretario de Seguridad Pública federal,
Ramón Martín Huerta, las cosas cambiarán porque el penal Islas Marías,
distribuido en 13 campamentos, se convertirá en el modelo de una verdadera
comunidad de reintegración social. Según el funcionario, unos mil 600 internos
serán trasladados a esta prisión que es también una reserva ecológica.
(Jubacu).
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