Juan Balboa
Ciudad de México, 18 abril 2014.-Fidel Castro Ruz vive de puro milagro,
pero también el escritor Gabriel García Márquez.
Por lo menos ocho de las decenas de atentados en contra de Castro han tenido probabilidades reales de quitarle la vida en los últimos cincuenta años, pero sólo la que planificaron cubanos americanos en Cartagena de Indias, Colombia, puso en riesgo su vida y la vida de García Márquez en ocasión de celebrarse la IV Cumbre Iberoamericana en 1994.
El ex presidente Fidel Castro Ruz se mantiene, a sus 87 años, entre la
vida y la muerte no sólo por los más de cien atentados planificados, según
documentos desclasificados en Estados Unidos e investigaciones de especialistas
de la contrainteligencia cubana, sino por la complicada enfermedad intestinal
(diverticulitis) que lo obligó a dejar el poder presidencial, pasar varias
veces por el quirófano.
Probablemente el hombre nacido en Birán, ahora provincia de Holguín, el
13 de agosto de 1926 y que ha desafiado a más de 11 presidentes de los Estados
Unidos – desde Dwight David Eisenhower hasta Barack Obama- morirá en la cama
después encabezar el triunfo de la primera revolución en América Latina,
implantar el comunismo en una nación latinoamericana y aliarse a la ex Unión
Soviética a 90 millas
de las costas de Estados Unidos.
En uno de sus artículos publicados en el portal oficialista CubaDebate,
Castro Ruz reconoció que un grupo de cubanos americanos encabezados por Luis
Posada Carriles intentó asesinarlo justo cuando paseaba por las coloniales
calles de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias con el escritor Gabriel
García Márquez y su esposa Mercedes Barcha.
El convaleciente ex presidente cubano recuerda en su escrito que titulo
“El descanso” que los anfitriones de la IV Cumbre Iberoamericana habían
organizado un paseo en coche por el recinto amurallado de Cartagena, “una
especie de Habana Vieja, reliquia histórica protegida”.
La seguridad a cargo de su protección le sugirió no hacerlo porque existían datos de un posible atentado. “Pensé que se trataba de una preocupación excesiva”, dijo y acordó hacer el paseo siempre y cuando el escritor aceptara acompañarlo.
"Llamé al Gabo, que estaba cerca, y le dije bromeando: ´¡Monta con nosotros en este coche para que no nos disparen!´ Así lo hizo. A Mercedes, que quedó en el punto de partida, le añadí en el mismo tono: ´Vas a ser la viuda más joven.´ ¡No lo olvida! El caballo partió renqueando con su pesada carga. Los cascos resbalaban en el pavimento”.
Pero la lista de atentados para quitarle la
vida a Fidel Castro es larga: desde el intento de hacer explotar una bomba
compuesta con C-4 y Demtex en el
Paraninfo de la Universidad de Panamá, pasando por espolvorear sus zapatos con
sales de talio para que se le cayera la barba o bombas con forma de pelota de
béisbol y hasta colocar explosivos cerca de la tribuna donde Fidel haría uso de
la palabra en el Parque Central de Nueva York, en ocasión de su primer viaje a
las Naciones Unidas.CVV
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