No sé si habían transcurrido 120, 130 ó 140 minutos, de lo
que tenía certeza era que el tiempo se había esfumado en mi memoria; tampoco
era importante si en el escenario del Teatro Metropólitan habían 11, 12 ó 13
músicos, sólo seguía la alegría de los instrumentos andinos mezclados con las
guitarras y percusiones.
De lo único que tenía certeza: la noche del jueves 3 de marzo
los grupos chilenos Inti-Illimani y Quilapayún revitalizaron, por no decir
desenterraron, mi gusto por la buena música y me recordaron que aún queda mucha
lucha para lograr sociedades más igualitarias, democráticas y sin
discriminación.
Canciones emblemáticas de la lucha de los años setenta y
ochenta – pero el tiempo y los sucesos los mantiene vigente- se escucharon
fuerte en el Teatro Metropólitan.
Llego un momento que todo el público coreaba al unísono
estrofas de algunas canciones: “El pueblo unido jamás será vencido” o
“Venceremos, venceremos…”
Grandes músicos, sin duda, y poderosas canciones que hacen
mover hasta a los habitantes de la Ciudad de México con todos y sus grandes
problemas de contaminación, tráfico y sobrepoblación que los tiene
cotidianamente en un estadio de histeria.
Fue una noche que me hizo recordar los recorridos que algunas
veces realice por las calles Moneda y Morandé, en donde se ubica el Palacio de
La Moneda, lugar en donde fue asesinado Salvador Allende, presidente de Chile y
uno de los políticos latinoamericanos que visitaron algunas veces mi estado
natal: Chiapas.
Ciudad de México, 4 de octubre de 2013.
Anexo dos conciertos de años atrás.